No. 47 / Marzo 2012 |
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Elsa Cross (Ciudad de México, 1946) Taberna Mieles áticas Tramas de velos superpuestos disgregan sus notas solas, sus sabores. Hacia los muros ruinosos la densidad de esas canciones de exilio llena todavía el paladar– como los ojos llenos. Mieles áticas reflejando lo vivo de su fulgor sobre los mármoles gastados. Y las cuerdas del bouzouki resuenan en la piel. Fuego en el corazón, donde arde sin consumirse un deseo. Taberna Insinuado en las cuerdas entra y sale de la danza el fraseo esquivo. Ah, ebrios, cayendo a todo lo largo de la noche sobre el piso de la taberna, cuando alcanzan las cuerdas su giro más cerrado. Llameante entre espinas, corazón. Destello entrevisto. Va tras del giro la mirada, el oído tras la onda fugitiva. Rebético Domingo nublado Con la inutilidad de la razón, con la herida irrefutable, sentir como una presa el colmillo que se hunde y que sofoca. Domingo nublado Tan nublado como el corazón. Los ojos se aferran a la penumbra, los oídos a la oquedad del grito. Domingo nublado Y la canción bordea sin tiento la orilla donde danza la muerte. |
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