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No. 49 / Mayo 2012



Adán Echeverría

(Mérida, Yucatán, 1975)



Tres poemas


Se me han caído los días en medio de la noche
se me han caído los brazos en medio de tu carne
se me cayó la risa sobre tus ansias
y mi quebrado rostro es un plumero
yo quisiera llorar como tu lloras
con cada cataclismo
cada niño que va en busca de agua
por esos que venden rosas en medio de la plaza
en medio de los días se les caen los dientes
cae tu carne en medio de mis brazos
para mi voz de niño de agua en cada gota
una rosa vendida en medio de la plaza
la sonrisa dispuesta en cada niño con hambre
yo quisiera cantar como tu cantas

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Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo
y la rosa es una cuna para mis aberraciones
hace dos días iba tranquilo al baño
pero ahora
sangro desde cada poro
y mi voz se ha descompuesto
como una pila alcalina ya sin radiación

no tengo las uñas divididas ni la lengua
no he dejado que perforen mi mandíbula
y aún así sangran mis alas
aún así tengo que cuidarme de las minas en el suelo

no puedo acostumbrarme a tu enrarecido aire
a tus destilaciones y tanto pronombre en que te guardas
azul azul azul es el camino del amor
y la llave sigue puesta en la nuca
                                                   dame cuerda por favor


  




La vida es un venado en fuga por la selva
  


Dícele su madre:
“Hija, por mi amor,
que se acabe el llanto,
o me acabe yo”

Luis de Góngora y Argote

  

la vida es un jaguar lamiendo el río
la vida es romperse en lo más hondo
desangrarse en cada círculo
                                              pero quedan las huellas
y el venado tenía nombre de mujer
y el jaguar de luz es abandono
para cada mancha de amor que no tuvo remedio
cayó el amor      se escucha el canto del silencio      calló el amor
la circunferencia se ha roto
se rompió la esfera y el escarbarse es una diaria pelea
el vaso está roto     lleno de mí
porque no podemos con nuestra tristeza si todas las noches
ese búho de sangre sigue en la cabecera
                                        Ella no pudo con sus catorce años
ni padecer en la espada del silencio
ese rudo quedarse a contemplar crecer los senos
habitarse encima del miedo a romperlo todo
hasta la tráquea
matar al jaguar cazar al venado
o reconocerse selva para que todo ocurra
en este libro que somos
en este saber que somos
parte del poema
del poema diario
del silencio de todos los días
del día todo poema
del silencio todo palabra
eso somos
palabra
como la palabra selva
la palabra jungla
la palabra magia
diaria magia bruja mía
este venado que soy y este jaguar que he sido
en esta selva de luz
en este bosque de luz
y la quemadura es tu lengua sobre mi esqueleto
ese búho de sangre que me persigue
a diario
como la palabra
como el poema que eres bajo mi piel


 



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