Ángel Nungaray
(Guadalajara, Jalisco, 1968)
En el árbol del cuerpo
la enfermedad madura
desde la raíz
Cada fruto un extravío
un canto agónico
que subleva al mecanismo del ser
Cada cuerpo
una Cruz de los alumbramientos
que emerge desde la enfermedad
Cada árbol resiste la voluntad de su raíz
Hoy he visto
renacer el mal
como una espiga
Como un ciego indicio
mis pasos se mueven
a la velocidad del terror
El asombro y la espera
flagelan el germinar de Dios
en los pasillos
Este crepitar de alas es la sombra que me sigue
Hay muros de agua
que construye la costumbre
El día se eleva y con él mi voluntad
como el ave más sagaz
En la transparencia
la oscuridad oculta
sus rumbos sus marasmos
Cercanos están los espejismos
en los retiros áridos
cercana la sanación
La carne cicatriza sin temor
como la misericordia de la tierra
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