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No. 49 / Mayo 2012



Daniel Malpica

(Ciudad de México, 1988)



malpica-01.jpgRecorriendo las scimas entre dimensiones, entre los espacios-tiempo
donde los olvidos de la materia,
me encontré múltiples veces a 韓湘子, tocaba una flauta
haciendo que aflorara de la piel una horticultura del universo, tronando
mis folículos en pinturas, partituras del paisaje, ilusiones vivas de algo
más grande e inentendible;
yo, entonces, le decía que se detuviese, que después de tantos eones,
de tantos poemas expansivos e infinidad de visiones frigoríficas
de las estrellas
le tenía miedo a la vida; y él, con su sonrisa de arena, me miraba como
si todo fuera evidente, totalmente orgánico
pero no lo era

Antes de recordar, del primer gran viaje, los poetas nos reuníamos juntitos todos
con los cabellos espeluznados,
tristeando sobre cómo el Planeta no recordaba nuestra juventud
sobre cómo muchos de la manada satelital olvidarían a nuestros niños
En una noche, cuando la luna amanecía detrás de los montes de amatista y las auroras de
alógeno se encendían con las casitas de una ciudad azarosa, un poeta me escribió una frase: “¿has visto sonreír al diablo?”
y mucho después, cuando 韓湘子 me sonreía, sólo supe responderle
con las mismas palabras de aquella ocasión
y él dijo -todo el tiempo

Miles de años posteriores al abismo, en una de las cuevas donde se originó la poesía escrita,
韓湘子 y yo observamos las caricaturas que loquitas develaban su filosofía,
en una acústica, que reactivaría sus partículas incontables veces
“la gente sobre estima el valor de la perfección,
considero sabio que hayas optado el amor”- retumbaba en el eco
y 韓湘子 sonrió característicamente

Cuantas veces tropecé entre senderos cosmogónicos y cuantas veces, guiado por las
estructuras mentales, cometí el equívoco de subirme a los cometas más
artificiales de
celofán
cuantas veces desconocí a 韓湘子 porque yo no era el mismo en cada sitio
pero al final renuncié a lo mundano
para unirme a la orden mandálica de las constelaciones,
al universo como un tejido en la cabeza-venado huichol  

Hice muchos poemas que se perdieron como mantarrayas en los mares de asteroides;
le hice el amor a mujeres tierra, agua, aire y fuego
pero por más que buscaba,
el big bang y las demás eras del universo me fueron ajenos hasta que lo conocí a él 

韓湘子, durante nuestro último encuentro, hizo sonar la siguiente melodía:

Él morirá y yo también:

el bunjin existe por los caligrafistas.
el bunjin
es la palabra, la poesía vuelta bonsái:

el bonsái es un arte dinámico, vivo, inacabable;
de ahí su condición de inmortal:

yo soy la continuación del universo:

las manos de corteza
la corteza escrita
palabra estelar:

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