Análisis atropellado sobre el Sol camuflado, Sin adorno y La pelota del pulpo.
Tres obras de Indran Amirthanayagam
 
Por Adriana Tafoya


Pensar la vida sin dejar de vivirla fue para Maria Zambrano el punto de partida para una nueva forma de hacer filosofía, filosofía entendida como anhelo del amor. Su pensamiento encuentra  base en la idea de que la teoría no sustituye a la vida, el concepto no suple la existencia, de ser así, estaríamos ante un discurso pobremente teórico. El hombre hace en la vida, es en la vida porque aquí también hay logos, el mundo se abre como lenguaje. La pensadora no mutila al hombre ni lo convierte en razón toda, pues sabe que también en la sensibilidad hay un lenguaje sagrado que está en la parte más intima, ahí donde se guarda lo sensible y lo profundo, ahí generamos sentidos.
 

No. 59 / Mayo 2013


Análisis atropellado sobre el Sol camuflado,
Sin adorno
y La pelota del pulpo.
Tres obras de Indran Amirthanayagam

 
Por Adriana Tafoya


Para abrir la reflexión sobre la obra de este poeta Ceilán, qué mejor que el atinado comentario de Alfonso Elizondo cuando dice: “Estas deliciosas poesías de Indran expresan en su propio título Sin adorno la principal característica de los grandes poetas del presente, en el que la producción artística ya no está al servicio de los poderosos sino para exultar la vida espiritual de todos los seres humanos de este mundo global”.

criticon-mayo.jpgEs más que atinada esta observación de Elizondo: ¿por qué? Porque tanto en el poemario Sol camuflado, Sin adorno y La pelota del pulpo, Indran nos entrega una poesía en tono coloquial, por ende de corte cotidiano, y por supuesto, lo más importante, de volumen social; contestatario. A decir, es uno de los aportes más importantes de su obra: esta responsabilidad social que demuestra en sus textos, a veces representada en literal crítica, y en otros, en fina ironía. Ejemplos de ello, lo encontrarán en el libro Sol camuflado, en poemas como Paseador de perros, Obra extraña, Niño y No me digas, y más aguda también, en el poema de la página 21, Puesta del sol en la feria del libro. Cito los siguientes versos: “Liberemos al sol, niños, saquemos las bodegas, no esperemos a los bárbaros” yotro ejemplo en la página 32, cito: “Habrá otra respuesta al dominio de la sangre”; de igual manera, esta temática la podemos encontrar en Sin adorno, en poemas como Idilio útil y Campo. Además, Amirthanayagam, en este libro explora más a fondo el paisaje urbano, creando cierto misticismo (al igual que en Sol camuflado) a través de una voz de patriarca, más que de hombre, voz de juglaría más que de poeta, esto le da un toque, digamos más realista a este trabajo literario.

Es importante resaltar cómo maneja los temas secundarios, digámosle secretos, en poemas que a simple vista podrían pasar por meramente regionales, como lo son algunos, por  su sentido cercano conlas epístolas y postales, entregados a pequeñas confidencias, o a la llana narración contemplativa. Sin embargo, adentrándonos en estos temas, como se mencionó, aparentemente secundarios, se puede notar un curioso equilibrio entre “el doctrinaje apolíneo y dionisiaco”, ambos confluyen y coinciden en su poesía en exacto balance, al igual que en la antigua Grecia, y este conocimiento, tiene mayor desarrollo en el libro La pelota del pulpo, donde hay una especie de evolución y entra en juego definitivamente el balón, el círculo, geométricamente hablando, y le pasa la bola a los pitagóricos; al sitio de los demiurgos. Esa época de la historia en donde los filósofos eran poetas, médicos, astrólogos, físicos; todo lo que ahora se divide en ciencia y literatura. Y así mismo los dioses olímpicos no eran tan viejos como ahora. Estos demiurgos, filósofos presocráticos, como Heráclito, Parménides, o en oriente, Buda, Zoroastro, Confucio, más adelante se volvieron base para doctrinas que intentaban comprender el “sentido” del mundo; aunque con Pitágoras surge también no sólo el deseo de entenderlo, sino también de “cómo gobernarlo”.

Llama la atención que Indra es un poeta del mundo, literalmente hablando de mundo como el “orden del hombre” (en griego cosmos), o la vida convertida a la “limpieza o elegancia del hombre” (en latín mundus). Esto asociado al bien mayor del Hombre; el lenguaje.Bien lo apunta Eduardo Espina en su prólogo al poemario La pelota del pulpo —editado en Perú, país de grandes poetas, entre ellos, Blanca Varela o Martín Adán—, al asociarlo a “una literatura translingüística que incluye también al castellano, pero no cualquier versión de este, sino una lo más parecida posible al castellano americano que Andrés Bello imaginó como patrimonio cultural del mundo al Sur del río Bravo”.

Es valioso aportar que La pelota del pulpo, recuerda a la diosaTetis, asociada también al pulpo de las profundidades marítimas, esa gran diosa madre de agua y múltiples brazos, que bien podría ser una versión iconográfica deShivá, que también es Indra para los páuravas, coincidiendo con el nombre del poeta, imagen de un sol de agua, y que incluso es la antígona de Anti, el anti-héroe, el anti-todo de Miguel Ángel Asturias, que desarrolla en su texto póstumo El árbol de la cruz. Pero también Tetis es la de los “pies argentos”, la que podría jugar al futbol contra infinitos hombres al mismo tiempo. En Río de la Plata, incluso contra “la mano de dios”, representada en el número 10, en la espalda de Maradona.

Sin embargo Indra nos lleva a una perspectiva donde habla de los pies de todos los jugadores, la historia a través de momentos memorables, escenas televisivas dolorosas para un pueblo, o momentos por radio que por un instante mantuvieron a todo un país en coma, donde se une el todo con el uno; y que aquí Indra, se plantea pitagóricamente como el que asiste para “contemplar” el juego olímpico del futbol (desde diferentes perspectivas), donde se juega el poder de los dioses. Y que puede, sin importar el idioma, sea el inglés, el francés, las lenguas del dominio, o las minoritarias, la noción de asistir al corazón; al círculo que reúne a todo: el triunfo (que se presume de todos), pero que es de Uno, por eso escribe: “no hay cosa más inútil que un poema/ escrito a mitad el camino, o aún hasta el final. ¿Para/ qué celebrar la victoria de un solo equipo?”.

Siempre en los octavos, en la fracción octagonal, en la parte baja del mundo se concentra el autor de Sin adorno: mezcla la India o Latinoamérica como un mundo hundido en la magia del sueño, y que solo ve pasar la victoria, “siempre desde los octavos” (theoctopu’seyes), así también en África, dice el poeta, (p. 24): “las bellas hinchas del mundo entero al otro lado/ de la pantalla, en Sudáfrica, muy lejos de la orilla/ natal que existe, sabes, de un país que se llamó Ceilán/ donde el soccer no importaba tanto pero sí otros deportes/ como la cacería de demonios. Ay, poeta ¿no sabes cómo descansar?/ Hasta en un poema de fútbol llega tu maldita guerra, chau”.

Así ejerce una crítica irónica al juego del balón cuando afuera, en lo tangible todo es una porquería, cito (p. 30): “pero ya llegamos a los semifinales,/ y qué decir, vemos tres equipos europeos y uno/ sudamericano con una historia triste reciente/ del libre uso de las manos en momentos de grandes/ dificultades ante la línea, el gol y el vacío; claro, ché,/ todo se perdona, en las tierras del  realismo mágico”. Por eso Indra, se adentra en la visión crítica de los que sólo ven, pues según el ejemplo de los juegos olímpicos, hablaban los pitagóricos de tres modos de vida: el de los que van a comprar y vender, el de los que corren en el estadio y el de los espectadores que se limitan a ver. Así viven los pitagóricos, forasteros curiosos de la Magna Grecia, como espectadores. Es lo que se llama el biosteoretiós, la vida teorética o contemplativa. La gente como los infinitos pies de la “materia”, pateando el sol, jugando con lo que ven, pero al mismo tiempo, hipnotizados, corriendo tras ese ideal, siempre en manos de otros, y cito un par de versos del poema El Pulpo dice (p. 43): “Es fácil decir que el pulpo tiene razón;/ el destino siempre gana y no existe/ un por qué para contradecirlo. / El partido se juega en otro plano/ de la realidad”.

El tema es el misticismo laico, donde la entidadsocial  es potencial de seres latentes, y es la entidad de la materia, carácter primigenio y femenino, que aunque Indra lo sostenga en un canto que pudiera ser sufí, decimado, o de religación popular, su potencial es la de no concebir “la masa” como tal para que siga al sol todos los días, y le reclame, sino que lo pateen, lo dirijan hacia el lugar que ellos miran, hacia el vértice oscuro en el espacio áurico de una portería. El gol social que podría buscar Indra, como una especie de autocrítica al espíritu general de una sociedad, de la que él forma parte y es también sólo una manifestación mínima. El espíritu pensando como una estructura de pensamiento preconcebido (por una oligarquía intelectual) y que será puesto en escena en cada uno de los teatros que se materializan en el “cuerpo” de los nuevos integrantes del mundo. Soma, tumba, lo asumían lo pitagóricos, que en mucho son base para el desarrollo del poder y dominio de la política actual en el mundo. Pero Soma es también el dios del clan lunar del que descienden los páuravas.

Si lo vemos desde esta perspectiva,cuando hablamos del espíritu, cuando se piensa sobre este trabajo del “espíritu del pueblo”, la inercia del cómo estar en el mundo de la gente, es fundamental dejar clara la reflexión de que no se nace con “un espíritu”, sino que el espíritu se forma, se crea, y no debería ser, por supuesto, a través de la educación convencional, sino a través de un conocimiento que se busca, ante lo cual el artista y el lector en general debe saber también qué es lo que se busca, y llevarlo a la praxis. Eso es lo más importante, llevarlo a la acción. Deben coincidir los pensamientos con los actos, debe haber una congruencia para que se materialice el espíritu, de otro modo será un sueño del lenguaje, un oasis para la imaginación, antes que un espacio para la creación del ser social.

Es imperativo darle una lectura especial, detenida,a la obra de Indra, pero en especial al poema Rebeso, y con particular reflexión, a los poemas Yacimiento y Rostro, ambos del poemario Sol camuflado,que me parece son algunos de los textosmás logrados, por su particularidad y hondura, así como por su balance paradójico; “la paradoja”, que Enrique González Rojo apunta es una de las figuras poéticas con mayor potencial para el desarrollo de una poética crítica. Por eso podemos pensar en estos poemas comoemblemáticos de la obra Indran, porque condensan su trayecto lingüístico, con el cual nos entrega una visión amplia y enriquecida del mundo.



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