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No. 60 / Junio-julio 2013



Sergio Manganelli
(Buenos Aires, 1967; vive en San Antonio de Padua)


Poema 42

Hoy ha caído un hombre.

Desde la cima
de un andamio,
con su overol
de azul descolorido,
la herramienta aún tibia
en el costado
y un casco tan inútil
como el grito.

Un perito sin ley
registra en acta.

El porvenir
tumbado en la vereda,
anticipando el hambre
de sus hijos,
la mirada morbosa
de las fieras
y al capataz
como único testigo.

Allí quedaron
los sueños resignados,
la vida sin color,
la espera sin sentido,
el último jornal
que no pagaron,
los ojos que no ven
mirando al cielo,
su historia
en un legajo del archivo.

Muy pocos notarán
su traspié hacia el silencio
(donde ya no replican los martillos)
la falta de su olor,
la ausencia de sus rastros,
de su queja ancestral
ahogada en grapa
o su risa inusual
blindada en vino.

El hueco en la ronda de barajas.
La pelota que no devuelve al niño.
La silla frente al plato del domingo.

Mientras repintan
el cartel de “hay vacantes”
sobre el portón de chapas
del destino.