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No. 62/ Septiembre 2013



Rocío Cerón
(Ciudad de México, 1972)


Borealis

I
Bordado grueso para afirmar el reino. Ya no bálsamo melódico para apartar la peste. Ya no montaña helada para ungir los ojos. Lodo. Jardín o ciénaga para intuir lo dicho, para volver al centro. Elevación de plegarias no de garganta niña. Puntos suspensivos para alegrar al fuego.

Olor a heno seco entre glaciares. Para entender lo escrito por la arena, escuchar y oler entre las grietas.

II
Colillas. Cientos de ellas al paso del mundo. A este lado del plano poco consuelo otorga el siglo, la nevera repleta de simulacros. Las sentencias se derriten al igual que las sábanas jamás dejarán de arrugarse. Reproducción de la reproducción del mismo cuadro. Llueve. Junio de 1997. Llueve. Junio de 1944. Llueve. Junio de 2013. Llueve. Junio de 1860.

Esa bella mujer de malos modales, corre veloz, hacia el espejo.
Esa hermosa figura llamada muerte.


III
Serie de luces en árbol decembrino. Algo se está perdiendo. Algo se recupera en la primera luz que se funde. Compuertas por donde entra el miedo. El reino es un límite de alfabetos. Transferencia de emociones en retratos hablados. Aguanieve. De arriba hacia uno de los costados, el izquierdo, caen copos helados.

No hay velocidad que llegue a tal punto, el pánico al reflejo de uno mismo es el vaticinio del efecto: todos llevan alguna deformidad entre los labios.