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No. 73 / Octubre 2014 |
Corredor de fondo Sobrevalorado como las palabras, siempre de segunda mano, los poemas corregidos, el amor triste o las consideraciones de un profesor, finge detenerse en las sombras pero avanza como autómata por una ciudad cualquiera donde el tiempo no se ha detenido y todo es más claro y más peligroso. Hacia el fondo corre, allí sueña ser ágil y vagamente felino, sueña con cambiar la vida. Desnudo sentado Como lectura de un libro que revela quiénes somos, te miro en ese cuadro antes de que tú lo veas y me mires: la exigencia inexcusable de encontrarnos. Así de sencillo, así de laborioso. Feria del libro Te preguntas qué ocurrirá cuando acaben los libros. El día, la fecha, el lugar. E imaginas un galgo detenido en un descampado, a un mortal en la guerra de Troya, a un quijote en busca de trabajo. Mil demonios La idea de mostrar sólo lo mejor de nosotros es repugnante. Un hombre sin estorbos viaja con tan poco equipaje que ni él mismo se reconoce. Salir de casa Atraviesa la plaza, gana la cuesta, para qué apresurarse, permanece de pie, sólo quiere estar en sus zapatos, acaso se equivocó de siglo, de oficio, de país, ni siquiera sabe si acertó con el disfraz perfecto de persona inofensiva que teme a hombres y alimañas. Las personas son otras cuando las cambiamos de sitio: Hay pájaros que salen a la sombra de quien piensa devorarlos. |
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