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portada-identidad.jpg Paseo de la identidad
Luis Bagué Quílez Visor, Madrid, 2014.

 
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No. 76/Febrero 2015


Oración en Starbucks

Success is sweetest when it’s shared
Howard Schultz

1.Introito

Starbucks es el mundo.

El eterno dilema —mocca o latte
se cuece en un crisol de credos maniqueos.
Café o té. Sacarina o azúcar,
nube blanca o morena. Navegamos
en red wifi o conexión por cable.
Conservar el recibo o destruirlo,
trizar su dignidad en papeleras verdes, camufladas detrás del rododendro.

Distribuidas en Este y en Oeste,
las latitudes son intercambiables, pero en todas
una sed estratégica nos quema la garganta.

Tantas cosas con haz y con envés
nos lanzan a la cara el guante de la duda:
¿qué demonios
hemos venido a hacer aquí?

 

2. Plegaria Latte
(Acción de gracias)

Nunca será soluble la belleza.

Demos gracias
a los acantilados y al Laocoonte.
Al capitán Ahab y a la sombra de Bartleby.
A la gente naranja que en el 71 mordió la cinta roja del primer café Starbucks del                                                                                 mundo, de Seattle.
Al tacto de los discos de vinilo. A las opas hostiles.
A las aves sonámbulas de Hopper bajo un cielo de avena.
A los trenes que paran incluso en Redford City.
Al enfoque transgénico de los amaneceres.
A la sirena Starbucks tatuada en el tobillo.
A la sirena Starbucks que canta en ambulancias cheek to cheek.
A su blues: una cuerda pulsada hasta romperse.

No queremos retórica
envasada en un latte.

 

3. Himno Mocca
(Nocturno)

Queremos ser tu guía.
Iniciarte en misterios:
la reverencia del azúcar,
el caramelo braille en la espuma de leche,
la ebriedad dionisiaca del chocolate belga.
Evohé Bacche! Io Bacche!

Todo eso está muy bien, pero no sirve
realmente para nada.
Nuestro emblema será la línea recta:
un cubo no permite rincones sin barrer.
La curva, sin embargo,
trae problemas. Nadie bebe dos veces
la misma mezcla Starbucks.
No es posible salir
igual del mismo rito. La excepción se hizo mocca
y habitó entre nosotros.

Un hombre mocca es un expatriado.
Lo vimos una vez en distintas baldosas,
bailando en el centímetro cúbico de un ladrillo.
Y la noche brindó con la epilepsia
de las últimas luces de neón
y la sirena Starbucks pudo enseñar su cola en San Francisco
y hasta el aullido Ginsberg subió la densidad de las mareas.

Se acabaron las plagas de langosta.

El éxito es más dulce si compartes
su sabor en Starbucks.



Olympia 1977

Robert Bechtle en el SFMOMA

Recuperar
el aura:
la inocencia
de lo que ya no puede repetirse.

Camiseta naranja, shorts
azules, la luz
descolorida tras las gafas
de sol.
Nos brinda el primer sorbo
de una cerveza
Olympia.

Los listones del suelo
y la retícula
del parterre y el césped
recién cortado
son distintas maneras
de zanjar
la eterna discusión.

Olympia fin de siglo,
redimida por la
escenografía:
nueva demi-mondaine
en pantalones cortos.

No hay más de lo que ves.
Ni rastro
de ironía, ni sombra
de argumento.



Aerolíneas argentinas

Antonio Berni en el MNBA

Sin título. 1981.

Este cuerpo yacente,
bañado por la luna del océano,
solo tiene conciencia de su cuerpo.

El humo negro y gris del aeroplano
traza en el aire un signo
de admiración,
y deja atrás la costa como un bosque
entre llamas.

La narración afirma
que los muertos no mueren. Los desaparecidos
se limitan a desaparecer
en playas siderales
bajo la alfombra de los continentes.

Cierra los ojos: cuenta
hasta cien
veces lo que has visto.



Palo Alto

This is the winter of the hardest year
Kenneth Rexroth

Vine a pasar contigo el fin del mundo
y no pasó absolutamente nada.

Quiromancia en las manos del paisaje.
En la espalda del sol, acupuntura.

*

Año nuevo.
Por el carril bici circulaba la savia.
No daban sus ramas a torcer aquellos árboles.

*

La barrera separa los dos mundos.
Walk: monotonía.
Stop: desolación.

*

Alquilaron el cielo a los sintecho.

Por caminar descalzos
les pidieron el carro de la compra.

Por dormir cada noche a pierna suelta
solamente pagaron con sus sueños.

*


Esquiva, escurridiza, equidistante
de la tierra y del árbol,
squirrel no es lo mismo que esquirol.

De ardilla solo tiene
un instinto de prisa en el hocico
y cierta compulsión por las bellotas.

El tamaño es exacto, idéntica
la forma de los dientes.

No le hacen justicia las palabras.

*

Estética y cosmética.

No te muerdas las uñas,
pero muérdete
las uñas antes que la lengua.

*

Profetas de sí mismos.

Visten de camuflaje. Se camuflan
detrás de los arbustos.

                                                       Los delata
un transistor ruidoso casi siempre,
a veces solo el ritmo de la respiración.

*

La salsa barbacoa
adereza el domingo en los suburbios.

Huele a rayos: se acerca una tormenta.
Huele a demonios: lluvia ácida.

*

Un negocio redondo:
darle la vuelta al mundo
para volver al punto de partida.

Un éxito rotundo:
la globalización es entropía.

*

El conductor ensaya la lección
en el autobús.

Un violín no es igual que un GPS,
pero puede llevarte donde quieras.

*

Pon manos a la obra,
las barbas a remojo,
los pies en polvorosa.
No te vuelvas
corazón en un puño,
no te rindas de tripas con razón.

Escribe
con la mano en el pecho y los pies en la tierra.
Es decir,
anda con ojo, mira
la superficie de este mundo.

Que a tu cuerpo le llegue la camisa.
Que la sangre te llegue a la cabeza.

*



El invierno de nuestro desconcierto
en el año más crudo.

Sobre los cables del tendido eléctrico
rebatían las alas:
signos de puntuación del optimismo.

 


 
 

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