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No. 78/Abril 2015



Manuel Iris
(Ciudad de México, 1983)


Itinerante

I

Sonriendo bajo lluvia
quiero pedir perdón, porque sé bien  –lo dijo ya el maestro—
que vale mucho más sufrir que ser vencido.

Pero es, amigos todos, que hoy lo supe
mirando mis maletas, mis libros y mi pan
con soledad distinta:
Tengo casa.

Como hecha de veneno, como si hubiera sido arrebatada a alguien
me duele esta alegría de que tengo casa.  

No pienso merecerlo
y no celebro.

Se los digo:

Mi casa llega iluminando un cuarto
que nunca será nuestro.

Mi casa duerme y yo la miro y duermo.

Tengo casa.

II

Mi casa llega iluminando un cuarto
que nunca será nuestro

y se recuesta y abre, delicada
cada una de sus antesalas.

Su cadera, si volteada
son balcones.

Su cuello
es una larga escalinata
del silencio al grito.

III

Amor,

existen días que te ando como a un parque.

Hay días que entro a ti
como a una plaza de toros.




Entraste al cuarto para platicarme algo, venías agitada. Hice silencio y me pudiste revelar que habías pasado, sin salir mucho de tu camino usual, junto a una galería en la que había una exposición temporal. Al fondo de de un pasillo, sin poderla distinguir completamente (era un retrato o eso parecía, desde lejos), una pintura te había maravillado y entraste para verla más de cerca y descubrir que era un retrato tuyo, unos años más joven y con un vestido que jamás usaste. Tenía como título, además, la sola palabra de tu nombre. Desconocías al pintor. Sentiste miedo y asombro. Me sigues relatando, emocionada: como pintura no era la gran cosa, pero era yo, te lo juro, y yo te creo porque pienso que es normal que una belleza sin límite, como la tuya, haya sido inventada por un pintor que no sabrá jamás los alcances que ha tenido su intuición: otros sin duda han inventado rostros lejanos, pasados o futuros, rostros posibles. Él ha inventado, cuando es viable comprobarlo todavía, el rostro tuyo.  

Sigues hablando y te miro en el reflejo de uno de los vidrios de la ventana y pienso que, a diferencia de lo que sucede en ese lienzo allí aconteces, te pasa el tiempo.