Davo Valdés
(Cuernavaca, Morelos; 1988)
Ignoto
Vía
(Fragmentos)
IV
En un paisaje yermo donde se escuchan las últimas gaviotas el mar repite su gemido Manto cuya saliva devora las entrañas del mundo Negro manto que corroe el intacto mascarón que nos envuelve Néctar que mana de nuestra labia Negro rocío que descompone el alerón cubierto de luz Enfermedad que se arremolina en los puertos Cruje bajo las semillas infértiles de amor Negro manto barítono Canto primigenio de la carne Depravación que mana de los violines cuando toco las nubes desnudas Trágame en tu torbellino Encuentra la sed de mis muslos Sirena varada dime cuántas alcobas no vieron la muerte Este buque ha penetrado las llagas inteligibles de tu piel y ya nada puede volver a mirarse en el espejo gangrenado Trágame en tu pesadilla Alimenta las aguas con un brazo incrustado sobre el coral Gota a gota deja vacío el cielo Mira la sangre salpicada en los maizales formar estrellas de mar en los senderos Florecer los cactus Hacer que los pájaros no vuelen este cielo Que no quede orilla entre el oleaje y la playa Que solo permanezca en ti esta existencia bífida Negro manto que brilla en el costado del mundo vuelve a emerger de la selva imponderable Todo sangra y la herida no cierra jamás
V
Este cuerpo contiene todos los mares del mundo y aun así sigue seco He navegado tanto tiempo durante tanto tiempo que el tiempo ya no es nada Nunca he necesitado nada más que tus labios para decir algo Y no importa que los muros tengan ojos y el cauce de las llagas nunca seque Necesito nadar sobre los vértices de tu recuerdo El recuerdo único de tu piel sobre la mía como una ola inmutable He despertado convertido en árbol El océano me recorre Mis raíces se pierden en los pueblos fantasmas de las profundidades Tiento las sombras y un agua turbia me alimenta Riego semillas en las grietas Soy un árbol Llevo el mar en mis entrañas
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