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No. 78/Abril 2015


 

Davo Valdés
(Cuernavaca, Morelos; 1988)

Ignoto
Vía

(Fragmentos)

IV
En un paisaje yermo donde se escuchan las últimas gaviotas el mar repite su gemido    Manto cuya saliva devora las entrañas del mundo    Negro manto que corroe el intacto mascarón que nos envuelve Néctar que mana de nuestra labia    Negro rocío que descompone el alerón cubierto de luz    Enfermedad que se arremolina en los puertos    Cruje bajo las semillas infértiles de amor    Negro manto barítono    Canto primigenio de la carne    Depravación que mana de los violines cuando toco las nubes desnudas    Trágame en tu torbellino    Encuentra la sed de mis muslos    Sirena varada dime cuántas alcobas no vieron la muerte   Este buque ha penetrado las llagas inteligibles de tu piel y ya nada puede volver a mirarse en el espejo gangrenado    Trágame en tu pesadilla    Alimenta las aguas con un brazo incrustado sobre el coral    Gota a gota deja vacío el cielo    Mira la sangre salpicada en los maizales formar estrellas de mar en los senderos    Florecer los cactus    Hacer que los pájaros no vuelen este cielo   Que no quede orilla entre el oleaje y la playa    Que solo permanezca en ti esta existencia bífida    Negro manto que brilla en el costado del mundo vuelve a emerger de la selva imponderable    Todo sangra y la herida no cierra jamás

V
Este cuerpo contiene todos los mares del mundo y aun así sigue seco    He navegado tanto tiempo durante tanto tiempo que el tiempo ya no es nada    Nunca he necesitado nada más que tus labios para decir algo    Y no importa que los muros tengan ojos y el cauce de las llagas nunca seque    Necesito nadar sobre los vértices de tu recuerdo    El recuerdo único de tu piel sobre la mía como una ola inmutable    He despertado convertido en árbol    El océano me recorre    Mis raíces se pierden en los pueblos fantasmas de las profundidades    Tiento las sombras y un agua turbia me alimenta    Riego semillas en las grietas    Soy un árbol    Llevo el mar en mis entrañas