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portada_peplejidades.jpgPerplejidades
Pedro Poitevin
Ediciones La Joplin /
Conaculta
México, 2014.

 
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No. 81 / Julio-agosto 2015


Supercuerdas

Para Jorge Drexler, quien inventó la forma.


Los físicos de estos días
postulan diez dimensiones
y así aflojan las tensiones
entre dos de sus teorías.
Supercuerdas, armonías
que entretejen un modelo
para solaz y consuelo
de quienes oyen las notas.
Son las guitarras remotas
de algún mundo paralelo.

Todo es posible en canciones:
amor, muerte, fuego, hielo.
En la crin del violoncelo,
ilusión, desilusiones.
Tomar otras decisiones,
convertir nuestras derrotas
en un vuelo de gaviotas
sobre planicies vacías.
Hacer verdad fantasías.
Darte cuenta de que flotas.

¿Y si al levantar el velo
no hubiera tierras ignotas
sino solo un par de gotas
resbalando sobre el suelo?
Figuración, terciopelo
que recubre las sombrías
realidades: si te fías
de tus mansas sensaciones,
serás tú quien te traiciones,
señor de las simetrías.

¿Te percatas de que agotas
todas las alegorías?
Tus palabras son las mías,
las mías, tuyas, ¿lo notas?
Esta unidad de que brotas
se disgrega en dos ficciones:
en una tú me supones,
en la otra yo te novelo.
Yo, físico paralelo,
postulando dimensiones.




Soneto en Invierno

El cielo está soñando que se cae.
Los pinos encanecen en silencio.
El gato se refugia del invierno
junto a tus pies rendidos. No, no sabe
(cómo lo va a saber, no habita el tiempo)
que escribes el pasado, que las hojas
que van cayendo al suelo son memoria.
Maúlla. El gato vive en el momento.

El cielo está soñando que se cae,
piensas, los pinos encanecen, todo
converge al infinito, a la hoja en blanco.
¿Para qué procurar lo perdurable?

Y sigues escribiendo pese al gato,
quien no comprende que eres el otoño.




La Villanela del villano

En toda villanela hay un villano
que se repite demasiadas veces
y cuando no lo ves te mete mano.

Procuras evadirlo, vas al grano,
y a punto de llegar, desapareces:
en toda villanela hay un villano.

Pretende aconsejarte cual Cyrano
(lo suyo no es amor sino dobleces)
y cuando no lo ves te mete mano.

Pero tú te repones con desgano
y afirmas la mentira que mereces:
en toda villanela hay un villano

que guiña en el espejo: el artesano,
y tú, lector querido, lo apeteces,
y –¡cuándo no! ¿lo ves?– te mete mano.


Mas no sabes mentir: tarde o temprano
resurge la verdad y tú enfureces.
En toda villanela hay un villano
y cuando no lo ves te mete mano.




Delirio

Mano suave, medusa, remolino.
Pelícano tijera la rastrea.
Éxodo perezoso, serpentino.
Persecución sensual y sigmoidea.
Tus dedos en mi pelo, sueño leve.
Mis codos, tus caderas, breves roces.
Rodilla entre rodillas—ni se mueve,
para evitar así que la alboroces.
Soplos a ras de oreja, tus caricias.
Silencio sepulcral salón adentro.
Pestañas y miradas subrepticias.
Yo pierdo la razón, me desconcentro.
Ay, despierto soñando si pudiera
reciprocar todo esto, peluquera.
 
 

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