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portada_xolo.jpgXolo
Mardonio Carballo / Juan Pablo Villa
Pluralia Ediciones, México, 2012.
 

Por Luisa Manero Serna
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No. 83 / Octubre 2015


En una ocasión, cuando un maestro discutía sobre la literatura nahua, nos dijo que había que entender que la tradición del discurso, dentro de lo que concebimos como occidente, privilegia la denotación. En la estructura de pensamiento occidental, la palabra repetida se considera como redundancia. En cambio, la repetición para los nahuas antiguos era significativa, pues implicaba la consciencia de la palabra como entidad somatizada. Mardonio Carballo construye en Xolo un poemario basado en la reiteración, pero no como recurso intrínseco a los textos; más bien, la explora en el poema en su totalidad, de manera que la experiencia completa de la obra es un escarbar en la tierra del signo, en apariencia transparente en el momento de la comprensión de aquello a lo que denota, pero que esconde una profundidad insospechada.

Xolo expone un abanico de posibilidades de existencia de un texto. La primera parte presenta los poemas en náhuatl y español, la segunda cambia al inglés, y la tercera está en forma de audio, donde son enunciados por Carballo junto con la musicalización de Juan Pablo Villa. En la mayoría de los poemarios bilingües, hay un muro invisible que separa al poema en el idioma original, y presenta ambos textos, original y traducido, como entidades independientes; por tradición, sin embargo, el mismo lector dota de mayor autoridad a la versión del autor. En este poemario, el muro se deshace, y tanto la versión en náhuatl como la hispana dialogan y se dejan alimentar y enriquecer mutuamente. Las lenguas de pronto se confunden y llegan a convivir en el mismo poema:

Tengo una risa...
risa loca
risa amarga
sonrisota
(naj ni uetzka ken papan)

Esto nos remite a la dinámica dentro de la cultura nahua contemporánea, en constante diálogo con el español y con la concepción del mundo contenida en éste. Por otro lado, nos hace pensar acerca de la práctica de la traducción, y desnaturalizar la idea de la subordinación del poema traducido al poema en la lengua primera. En Xolo, entre el español y el náhuatl, se pierde la noción de “original”.

La obra busca la construcción del significado a partir de la conjunción entre palabra, imagen y voz. Las imágenes plásticas alimentan a las verbales, y la atmósfera sonora de Juan Pablo Villa dota al poema de distintas cargas anímicas que el músico va creando a través del canto. Al momento de la verbalización del propio Carballo, el énfasis y los cambios de tono y de velocidad aportan y guían el sentido del poema hacia caminos diversos: se focalizan, a partir de las particularidades del sonido, en la angustia, la tristeza, el deseo. La voz, entonces, se convierte en materia prima del poema, pero también implica lectura e interpretación. En ocasiones, Carballo repite los textos varias veces, con cambios de atmósfera y ritmo, y así se vuelve claro que el signo depende y se completa con la materialidad de la enunciación.

La parte en inglés, sin embargo, pierde la riqueza de la primera: se eliminan imágenes visuales, se incluyen notas explicativas de elementos culturales de los nahuas o de lo que concebimos como “mexicano”, y se marcan con cursivas las palabras en español que provienen de préstamos del náhuatl, como son: calzón, tamales, huatape o petate, lo cual les da un matiz de “pintoresquismo”. En esta sección, se vuelve a construir el muro entre lenguas, y se pierde ese movimiento ligero y fresco que percibimos en un inicio. Podemos considerar que las decisiones editoriales se basan en la concepción de un lector angloparlante poco flexible, poco empático, o simplemente conservador.

En Xolo, hay imágenes recurrentes que son el centro de los poemas: la flor, la tierra, el agua, el corazón; su presencia constante y fija en varios de los textos contrasta con el movimiento ya mencionado entre náhuatl y español, entre manifestaciones, entre materialidades, y nos muestra a su vez un diálogo entre variación y estatismo. Hay que notar, sin embargo, que dichas imágenes son las más recurrentes de la poesía nahua desde tiempos prehispánicos; hace pensar en una nostalgia que se ha ido heredando, la nostalgia de la poesía telúrica y del “original” in xochitl in cuicatl, y que no permite nuevas exploraciones, nuevas metáforas e imágenes en la poesía en náhuatl. Algunas de éstas buscan ser sincréticas, y recurren a conjuntar un elemento representativo de “occidente” y uno estereotípico de “lo indígena”, lo cual las vuelve acartonadas, como es el caso de “Icaro petlatltatatzin” o “Ícaro con alas de petate”.

A pesar de lo anterior, el poemario muestra una espontaneidad y una flexibilidad que usualmente le quitamos a la poesía a partir de la noción de palabra fijada. Es de notar que no hay correspondencia exacta entre las versiones orales y las escritas, lo cual, nuevamente, evita subordinación de una hacia otra y les da a ambas una existencia plena. Xolo nos recuerda que los poemas son esencialmente libres, libres y vivos, libres por siempre estar en el proceso de crearse, y vivos junto con la persona que les da voz.

 


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