No. 92 / Septiembre 2016



VOCES visibles


VOCES es un programa del Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto AC. nace como una propuesta donde la escritura concebida como “poesía-vida”, abre canales para hacer visible lo invisible al entablar diálogos que nadie habla pero que solo sabemos las mujeres. Mujeres que necesitamos liberar desde nuestro lugar como profesionistas, estudiantes, madres, hijas, artistas, portadoras de conocimiento ancestral, tejedoras. Su principal objetivo al estar presentes en este tipo de talleres, es abrir la palabra que permita el encuentro consigo mismas a través de la voz y su resonancia.

Del 7 al 11 de marzo del 2016 y parte de abril, impartí el primer taller de Voces Visibles en Centro Cultural ALIAC coordinado por Luz Orani. Fueron alrededor de 10 chicas. Ariadtne, Rosa, Dalia, Yssel, Miroslava, Sandra, Lourdes, Harumi, Heidam, Mady, Georgina, Zulma, Chivansky, Adriana y algunas otras mujeres que fueron multiplicando el proceso. Hubo llantos mientras nos escribíamos, abrazos para reconciliarnos de mujer a mujer, risas en complicidad de nuestros caminos encontrados, poemas eróticos donde nos sonrojamos y hasta abríamos las ventanas del centro cultural. Cada anécdota vibrando en nuestras cuerpas. Nos contamos fantasías, instantes de cuando hacemos el amor, cuando somos violentadas, cuando decir ya no alcanza y hay que escurrir del vientre a la mirada.

Al finalizar este primer taller, elaboré un libro-antología con sus poemas e hicimos una presentación del mismo como resultado del programa: “Voces Visibles”. Esta antología se convirtió en un material simbólico de expansión de su obra. Cada una fue leyendo en público sus textos creados desde sus historias de vida, suceso que marcaría en adelante sus pasos. Aunque no me atrevería a decir que estos han sido los resultados más impactantes. El proyecto Voces Visibles implica un proceso en el que arriesgamos formas de pensamiento, desde la mente y el cuerpo para resinificarlas colectivamente y denotar procesos. Escribimos por tanto silencio que no es contemplativo sino imperativo, escribimos desde la necesidad de curarnos con el oído y los labios. Voces Visibles somos mujeres bailarinas, costureras, comerciantes, técnicas, licenciadas, madres, cineastas, empresarias, hacedoras de recetas para subsanar su contexto: su soledad, su bienestar o, incluso su exceso de compañía.

Mi papel es ser guía y aprendiz. La enseñanza no es unilateral, con Voces Visibles todas hemos recibido conocimiento para la vida, aprendemos a posicionar nuestra semilla en el lugar que le corresponde para echar raíz y sacar frutos. Abandonamos poco a poco las estructuras mentales basadas en el rigor de lo que "debe ser el poema" y lo repensamos como un médium de la liberación. ¿Cómo? Es impresionante ver a cada mujer antes y después del taller. Antes a éste, existen cargas, posturas con bloqueos, dolor. Doblegadas por violentarse y callarse a sí mismas. Después a los procesos me llena de júbilo ver sus posturas más fuertes, más grandes. Más abiertas. Más ellas.

Las sesiones están guiadas por impulsos que parten de la mera exploración del lenguaje. Se nutre de lecturas de mujeres poetas contemporáneas, propositivas, guerrilleras. Teoría y práctica. Hacemos muestras de documentales donde reflexionamos sobre movimientos de poesía y escritura. Principalmente escribimos hasta corporalizar la letra, hasta que, dicho de forma metafórica, nos transformarnos en águilas, en lobas. Descubrimos nuestro lado salvaje para volver a nacer.

Alguna vez en una sesión nos acomodamos en círculo y tocando nuestros latidos, improvisamos a partir de la frase “Yo hablo porque” y una de ellas, Susana dijo: “Hablo porque he sido callada, y yo siempre he sido alguien que lleva la contraria”.

Estas últimas sesiones las hemos llevado a cabo en un espacio de trabajo colaborativo llamado Locatl. Aquí, Lourdes, Isabel, Miros, Heidam, Yssel y Susana asistieron al llamado con libretas llenas de existencias e historias. Nuestros resultados van de las lágrimas, de la rabia y la lucha al cuaderno. Me queda agradecer una y otra vez cada sesión y las que seguirán desarrollándose. Agradezco la pre (esencia) espiritual y llena de madurez de dos invitadas especiales, la Fotógrafa Salvadoreña Brenda Santos y mi amiga Poeta y Pedagoga Tijuanense Karen Márquez. Quienes mostraron parte de su obra indudablemente ligada a la auto sanación a través del arte.

Hoy por hoy, mi intención es exponer su obra frente a públicos diversos. Ejemplificando esto, una de ellas, Miroslava Cruz Terán, tuvo una presentación durante los sábados de Sonidos Urbanos Y Poesía en Voz Alta en Casa del Lago. Donde también tuvieron participación Yssel y Heidam recitando un poema a coro. Actualmente se imparte Voces Visibles en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en el marco del taller "Fortaleciéndome y reconociéndome ante la violencia" coordinado por Yssel Tarin Abrego dirigido a mujeres jóvenes estudiantes. En estas sesiones, trabajé a partir del cuerpo como medio de autosanación y realizamos dinámicas para detectar dolor o bloqueos en el organismo para escribir la historia de los mismos. Reflexionamos sobre antecedentes de lo concebido como femenino en sus familias, lo que “debe ser” para alcanzar un status de aceptación, el rechazo de sí mismas, el tema siempre permanente de la culpabilidad y la violencia realizada por ellas para ellas y de sus parejas.

El 26 de agosto, impartí una sesión en el Museo de Arte Contemporáneo dirigido a mujeres de la tercera edad que habitan en el Centro de Asistencia e Integración Social por existir en situación de abandono. En esta sesión, trabajé a partir del tema “Escritura de la memoria y el cuerpo”, mismo donde partimos del recuerdo guiado por cada sentido (oído, vista, tacto, olfato, gusto), esto permitió despertar en ellas experiencias de vida a partir de las vibraciones que la memoria les produjo en su interior, de esta forma, liberar emociones y brindarles escucha y acompañamiento como tallerista.

Ya se irán hilando más presencias de mujeres en la historia que nos tocó vivir, denunciar, enunciar. Por lo pronto, el proyecto seguirá en el espacio Locatl y espacios alternativos de la Ciudad de México, incorporando nuevas formas de creación y nuevas perspectivas para abordar el empoderamiento, sobre todo para llegar a otro tipo de públicos. Actualmente me encuentro cursando un taller de lenguaje de señas, para que desde esta forma de comunicar, podamos crear juntas poemas corporales y visibilizar la palabra como movimiento y seña.

Cierro este compartir y devenir, con un fragmento de lo dicho en el taller. Un poema de una de mis alumnas del taller, Yssel Tarín Abrego:

Pienso en las palabras y no sé dónde están. Mejor no las pienso. Me ausento, me separo, me vuelvo ajena a ellas. Me refugio en un mundo de silencios, a veces llantos que se evaporan al pasar los días. Me escondo en un cuarto de cuatro paredes, detrás de una armadura de hilos forjados, me hundo en la banca de un aula. De aquel cuarto, sólo una pequeña ventana donde entra un rayo de luz; escupo el enojo, el silencio, la rabia. Detono en alegrías, calambres y mal humores. Todo por mantenerlas ausentes, lejanas. Me rasco y quito pedazos de piel. Sin saber la plaga de letras articuladas que anidan sobre mí creando urticaria y gestos ridículos. Cuál niña que aún no sabe hablar: me descubro grande, escritura, palabra, poema. Entonces levanto la mano sin importar si es antisonante. Resurjo de la cueva de mi boca. Tomo el pensamiento para decir, para gritar, para enloquecer. No importa si ellos no me ven bien. Yo me veo, me siento. Observo otro pequeño microorganismo que me habita, me descubro entera, escrita en la historia. Me vuelvo aire y me disperso en partículas de susurros escritos en versos. Poemas de lucha. Me escribo a mí misma, sobre mi piel en cualquier cuarto con o sin paredes.


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