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Fabio Morábito
(Alejandría, 1955.
Vive en la Ciudad de México desde los 15 años)


Dos poemas

Quedó cautiva la pelota
entre las ramas.
Ellas le tiran piedras,
pero no pueden verla y tiran a lo menso.
Cansadas, se sientan en el pasto.
Así, de vez en cuando
una pelota logra que la olviden.
Renuncian a bajarla, se hacen grandes
y la pelota ahí,mientras maduran.
Pero la rueda no es la misma: dos
se han ido,
se va otra más y queda
sólo una,
y la pelota ahí, cautiva,
ya parte, se diría, de la corteza,
mientras la cuarta, que no olvida,
sigue tirándole a lo menso.

 *    *    *

Si observo un punto en el piso
o una mancha en el muro
se vuelven en seguida
un insecto que se mueve.
Me digo: no es verdad,
pero la agitación prosigue,
hay algo que palpita
frente a mí, se arrastra, lo estoy viendo.
¿Es cosa de la presión alta
o de la presión baja?
¿Cuál es la presión justa
de las arterias
para poder mirar un punto
largamente
sin irse por las ramas?
Extiendo el brazo
y toco el punto: es sólo un punto,
vuelvo a mirar y el trance
recomienza: se ha movido,
me miro el dedo a ver si tiene sangre.

 

 


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