Mirtha Luz Pérez Robledo
(Comitán, Chiapas)
Ésta que soy
Frente al espejo añicos el llanto
cada lágrima una palabra cincelada en la luz
punta de lanza
mi propia voz parásito de mí
atraviesa la piel
Intersticios de mi ser
espigas del azul
concéntricos alaridos en duplicación perpetua
Ésta que soy
me mira desde adentro
se horizonta
termina de escribirse en los renglones de la sangre
en las páginas del sueño
Ésta que soy azula respiros
en los paréntesis ojos
en lo hondo del plexo solar
Se enarbola hacia la galaxia infinita
alude girasoles en los páramos asfaltados
líquenes absorbe del viento que mitiga la sed de su viaje
Ésta que soy
me mira desde adentro de otros cuerpos
se batracia
se afelina
se artropoda y pezifica
se delfina se hormiguea
Ésta que soy
desde los ojos de un poema inconcluso
desde un texto inacabado
Ésta que soy
enrarecida barca
de pronunciar un sueño me detengo
rezo los astros que se aceleran en mis palabras convocantes
Me andan las calles transparentadas de otra
copos de tiempo caen a esta realidad que me alucina
Sonoridades de lo que quiero ser y no soy
sobre la nostalgia de volverme yo
recomenzar en el principio
volverme bumerang del verbo
del tiempo
del silencio
del corazón
del ojo
de la carne
del espejo
Ésta que soy
palabra hecha mujer
Balada para una niña citadina
a Nadia Dominique,
la mujer…
que soy
Se están volviendo margaritas los huesos de la niña
Que se consume como una lámpara olvidada
Una piel transparente la seduce
Para bordar en sus cabellos los pétalos de muerte
Y mis manos quietas no la tocan
Y mis ojos tristes no la miran
Y mi alma inerte no la siente
Se están volviendo secos los ojos de la madre
Que se consume como una lámpara olvidada
Una piel transparente se le escapa
Para bordar en sus cabellos el llanto de la muerte
No te vayas de mí niña de azúcar
A deshacerte entre la piel del llanto
No te vayas de mí pájara libre
Hacia el páramo frío de la ausencia
Entre tus venas danza mi silencio
Y hay un sonido mío en tus palabras
No te vayas de mí niña de azúcar
A plantar margaritas en tus huesos
No me dejes sin tus ojos
Ciega
No me dejes sin tu voz
Silente
No me dejes sin tu luz
A oscuras
No me dejes sin tu piel
Desnuda
No me dejes sin ti
Niña de azúcar
Surges como una ola
Célula de mar y pensamiento
Tu cintura en su continua órbita
Eterna flor del movimiento
Rumor de astros tus piernas
el reloj del tiempo
p o
é l
n d u l o c e l e s t e p é n d u
tu corazón
marca el ritmo del viento
A mitad del Universo
entre el cenit y el nadir
tu cuerpo
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