Mi revolución se dirige a la llamada armonía tipográfica de la página –declara en su
manifiesto Destrucción de la Sintaxis -Imaginación sin Cadenas-Palabras en Libertad– que se
oponen al flujo y reflujo, a los saltos y estallidos del estilo que la unifica. De esta manera, en
la misma página utilizaremos tres o cuatro colores de tinta, e incluso veinte modelos
diferentes de tipografía, si fuera necesario. Por ejemplo: itálica para una serie
de sensaciones uniformes o rápidas, negrita para onomatopeyas violentas, y así sucesivamente.
Con esta revolución tipográfica y esta variedad multicolor de las letras busco redoblar
lafuerza expresiva de las palabras.

                                                                                       Filippo Tomaso Marinetti

 

El libro del futuro es aquel que resalta la lectura plural, múltiple y confrontadora                                                                                                                                      
El Lissitzky



Vivimos una época de choques, fragmentaciones e hibridaciones. Y todo cruce es invención de un mundo. Apropiaciones y simulaciones: simbiosis de lenguajes. Prácticas contemporáneas donde lo literario se resemantiza por las posibilidades de los discursos transversales, poesía y medios, poesía y tecnología, poesía en continua expansión en contacto con otros lenguajes y prácticas. El video, la música, la performance, las redes sociales, las impresiones rápidas, el Cd, los plotters, los libros de artista, herramientas que algunos poetas se han apropiado para reinventar nuevas formas de hacer poesía. Poesía que ancla en el objeto o la acción una suerte de materialidad y presencia donde palabra/imagen/espacio escénico/continente expanden el paisaje poético. Discursos polivalentes y multiplicación de niveles de lectura. “Complejas simultaneidades líricas”. Deconstrucción-reestructuración del discurso poético. Articulación entre palabra-tipografía-sonidos-imágenes-cuerpo para crear experiencias multisensoriales. Tensión entre unidad y fragmento, simultaneidad de fuerzas, potencialización de lecturas paralelas: colisión de lenguajes que disparan significaciones. Poesía abierta a la interacción con otros lenguajes.

En la antigüedad hay un ejemplo de la concepción plástica de la poesía: los muros de la Alhambra podrían ser antecesores del ejercicio de la poesía visual contemporánea. En ellos coexisten la integración del poema caligráfico, su disposición en el plano y la escultura dentro del espacio arquitectónico. Podríamos remontarnos hasta los griegos y los romanos para observar que siempre ha habido una parte lúdica y en diálogo de la poesía con otras artes. Desde el caligrama moderno de Apollinaire (que provienen de los “carmina figurata”), el dadaísmo, el cubismo y otros tantos “ismos” han supuesto, en el siglo XX, un esfuerzo abierto por romper las fronteras entre los géneros y las artes para ir hacia lugares de confluencia.

Si ya las vanguardias latinoamericanas habían abierto el espectro de la poesía experimental abriendo las fronteras de la poesía (piénsese en la poesía concreta brasileña establecida en 1956, en las Constelaciones del poeta suizo boliviano Eugen Gomringer o el Concretismo Noigandres de Haroldo y Augusto de Campos), desde la década de los 60 del siglo XX en nuestro país, la experimentación se ha venido dando en campos como la poesía visual, la poesía sonora, los poemas objetuales en diversos ejercicios de experimentación. Uno de los grandes promotores de la interdisciplina en nuestro país, Mathias Goeritz (quien ideó el museo experimental de El Eco en 1953) creó algunos juegos sonoros con sus poemas concretos como el escrito en 1965: “¡oh! hipo pota mo mío. Mi h ipop o t a m   o, ¡oh! t´amo” o el poema visual “Pocos cocodrilos locos” colocado en los muros de un restaurante Vip´s en la calle de Niza en la Zona Rosa, donde experimentó con los tamaños de las letras, e incluso con faltas de ortografía en el texto. Poema visual que tuvo su fin al derrumbarse el edificio en el terremoto del 85.

Otro emblemático artista-escritor fue Ulises Carrión. Realizó las piezas sonoras The Poets Tongue en 1977 en donde hay una profunda búsqueda por el lenguaje y su sonoridad. Y en sus Textos y poemas, publicados en parte en Plural, (des)construcciones poéticas las llamó Paz, en donde tomó una de las estrofas de las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique, para ir realizando una desaparición verbal y creando una aparición de signos que cargaron al poema de un nuevo sentido.

Ulises Carrión (San Andrés Tuxtla, Veracruz, 1941) fue, como ya dije, escritor, pero también artista, archivero, editor, creador de libros de artista, librero, videasta. En fin, creador de peso y tiempo completos. Para él, la literatura distaba mucho de lo que en los 70 se esperaba de ella en México. Él, junto a otros artistas como Felipe Ehrenberg y Martha Hellion, entre otros, emigraron a geografías menos inhóspitas, se fueron a Europa. Y allá se quedó. Algunos de sus libros son Arguments, About poetry y Tell me what wall paper your room has. Creó uno de los textos más emblemáticos sobre el concepto de libro de artista y sobre el compromiso del autor con el proceso completo de la escritura hasta llegar al continente de esa escritura y su distribución, titulado El nuevo arte de hacer libros. Haciendo del libro un espacio libre, antisolemne. Con él, el libro de artista conformaba un sistema de posibilidades semánticas en un tiempo y ritmo específicos, una construcción donde las palabras se han desatado de su noción literaria de creación de discurso para hacer con ellas “términos de una fórmula de un problema matemático”. Es decir, destacando su sentido de “lexis sobre la metáfora”. El libro entonces como espacio abierto a la diversidad semántica detonando polivalencia discursiva y sensorial.

Interesado en cuestionar los circuitos y estrategias en que la cultura se manifiesta, generó piezas de producción artesanal (trabajaba los libros en mimeógrafo, una técnica económica) y creó formas de distribución directa entre el poeta/artista y los lectores-espectadores. Su In-Out Center o Other Books and So (clara influencia en México de la librería especializada en libros de artista El archivero, creación de Janni Pecanins y Gabriel Macotela en los ochenta) fueron espacios ideológicos y de creación donde los artistas y poetas realizaron acciones, libros, y donde él mismo mantenía una estrecha relación con el público. La mancuerna comunicar-distribuir fue uno de sus temas de investigación, así generó múltiples proyectos haciendo uso de los medios como la radio, la televisión, el video, el teléfono y el correo postal.  Aunque Carrión siempre escribió y/o hizo uso del lenguaje como forma activa de su obra, él mismo declaró “comencé como un hombre de letras pero llegó un tiempo donde entendí que esa arena era muy limitada para mí y que no podía escribir historias y cuentos en el sentido tradicional. El lenguaje sigue siendo mi materia prima pero es sólo eso, materia prima”.

Otro de sus principios era “Todo lo que existe son estructuras. Todo lo que sucede son metáforas. Toda metáfora es el punto de encuentro de dos estructuras.” Conjunción entre experiencias vital e intelectual. Derivaciones poéticas sostenidas y articuladas por la construcción total del proyecto escritural, visual, sonoro, corporal. Su obra, aunque no tan reconocida por el mainstream poético nacional (sí revisitada por los críticos de arte contemporáneo, como son los varios textos sobre él, como el de Cuauhtémoc Medina, en el catálogo de la muestra La era de la discrepancia), se ha propagado en los últimos años entre los poetas de la generación nacida en los setenta y las subsecuentes generaciones. Fotocopias de Personal Worlds or Cultural Stategies o de El nuevo arte de hacer libros pasan de mano en mano, espacios alternos llevan su nombre, talleres de poesía en soportes no convencionales tienen como núcleo teórico su proyecto conceptual. Su obra (el uso de las representaciones verbales visuales, los elementos gráficos, las acciones poéticas, el texto como universo también visual y auditivo) y estrategias de una economía cultural donde los libros son artesanales y distribuidos por sus propios autores en lecturas, performances o en entregas poéticas a domicilio, lo han hecho una figura mítica entre la fauna poética contemporánea nacional.

Hoy más que en otras épocas es posible observar-leer-escuchar proyectos cuyo punto de partida es la poesía, detonando ésta una relación con otras artes para tratar de crear distintas vías de experimentación entre disciplinas. Búsqueda de experimentación, de territorios menos engominados y “bien planchados”. Experimentación de la palabra con otras artes. Ejercicios para traspasar la frontera del poema en la página para llevarlo a otros accesos. Poemas redimensionados desde el diálogo que encarnan con otros lenguajes como la música o las artes visuales.

El encuentro con la obra de Ulises Carrión permite al poeta-creador reflexionar sobre su obra como una producción comprometida donde las formas revelan el papel primordial del espacio y lo visual en la poesía y su sentido fónico y expresivo en las representaciones escénicas o performáticas. Ninguna dimensión puede quedar fuera, ni siquiera los soportes, ya que estos son el territorio de expresión y son inseparables del contenido. Cada nueva plataforma, soporte o lenguaje artístico, suman y abren la dimensión del poema. Formas gramáticas y conceptos en combustión: poesía es una secuencia espacio tiempo, una nueva forma de hacer terreno para el libro futuro.

    




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