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portada_vendaval.jpgVendaval de bolsillo
Andrés Neuman
Almadía, Oaxaca,
2014.
 

Por Diego Ibáñez
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No. 84 / Noviembre 2015


  

¿Cuál es la diferencia entre una antología y un poemario? Vendaval de bolsillo, del poeta argentino Andrés Neuman, juega con los límites que podría plantear esta pregunta. El libro reorganiza, en seis diferentes secciones, cincuenta poemas y veinte haikus publicados en distintos poemarios. En la nota sobre la edición, el poeta menciona:

He intentado que el conjunto mantuviera la coherencia en su estructura y la armonía en sus tonos; que resultase legible no solamente como antología, sino como libro.

Es decir que, mediante el reacomodo de los poemas, Vendaval de bolsillo pretende potenciar otras significaciones de los textos. Por ejemplo, varios de los poemas que inician con "No sé por qué…", que pertenecieron todos al mismo poemario, encuentran su lugar en las diferentes secciones del libro según su temática. Así, "No sé por qué me enjabono primero la entrepierna…" halla su hábitat en la sección “Rotación de los cuerpos”, dominada por el erotismo. En cambio, "No sé por qué ponemos comas…" se coloca en “Necesidad del canto”, sección que arroja reflexiones y cuestionamientos acerca del ejercicio poético. De esta manera, los poemas se liberan del contexto de su publicación original, abriendo camino a una auténtica posibilidad de relectura.

El reacomodo de los poemas busca traer dinamismo a la lectura y convertir el libro en un producto orgánico. A su vez, pretende evitar la rigidez de la antología, que corre el riesgo de convertirse en una vitrina de poemas disecados. En Vendaval de bolsillo, esta naturalidad de poemario se hace patente sobre todo en las cuatro primeras secciones, las cuales tienen temáticas muy claras: la infancia y el recuerdo, el erotismo, la muerte y la poesía. Estas primeras cuatro partes oscilan alternadamente entre las pulsiones de vida y de muerte. Por ejemplo, en "Buenos Aires al vuelo" el poeta evoca (con ecos borgeanos) los pedazos perdidos de la ciudad de su infancia:

A mí se me hace cuento que existiera un lugar
al que pertenecer, un árbol sin raíces, una línea
que ya no tiene suelo, palpita de invisible,
traza su propio mapa en mi reverso, habla,
duele y remonta el vuelo.

En cierto modo, las etapas de las cuatro primeras secciones corresponden a una especie de trayecto vital que culmina con la vocación, la poesía; por lo que se logra la naturalidad que el  autor menciona en la nota sobre la edición. Esta cohesión del libro es posible sobre todo gracias a la unidad temática, pues en las páginas de Vendaval de bolsillo conviven diversas formas poéticas (vale la pena mencionar la presencia de un soneto, "El Banquete").

A pesar del conjunto orgánico que logran constituir las primeras cuatro secciones, las dos últimas partes, compuestas por diez haikus urbanos y diez haikus marinos, desentonan un poco con el resto de la selección. Estos poemas parecen una especie de anexo o apéndice que crece del libro sin ser parte integral del mismo. Inclusive llevan al lector a preguntarse si su inserción en el libro responde a criterios editoriales.

Aunque los haikus irrumpen en la progresión de las primeras cuatro partes, Vendaval de bolsillo consigue ser un libro que se sitúa en los márgenes entre la antología y el poemario, cuestionando la nomenclatura de los libros de poesía. A su vez, mediante el reacomodo de los textos, explota las posibilidades de reinterpretación o resignificación de poemas publicados anteriormente.

  

 


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