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Usted está aquí
Andrés Paniagua
Mantarraya Ediciones, México, 2016.





Por Emmanuel Vizcaya
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No. 92 / Septiembre 2016



El libro paseante. Notas sobre Usted está aquí de Andrés Paniagua



Recuerdo que una vez, paseando en bicicleta por la Alameda Central, encontré a Andrés Paniagua en una banca medio escondida entre los árboles, leyendo un libro viejo, y estoy casi seguro de que pude verlo haciendo notas al margen cuando me acerqué a saludar. Sentarse en una banca a leer, ya sea un libro o a la gente que pasa, aunque esté en el centro de la ciudad, es situarse al margen de todo. A veces basta con sólo sentarse en una banca a mirar para darse cuenta de muchas cosas. Las calles permiten una lectura basada en la observación, distraída o concentrada, de lo que ocurre con el fin de apropiarlas, de habitarlas un poco más y hacerse consciente de ellas. Interpretar el paso de la gente o las marcas en el piso es igual a interpretar el paso de las frases en la superficie de las páginas, todo el tiempo se está narrando algo. Entonces, si la ciudad es un libro que puede leerse, los textos de Usted está aquí serían evidentes notas al margen, pequeños hallazgos y señales surgidas del tránsito y la reflexión unas veces incisiva y otras, incidental. Notas al margen por su brevedad pero también por el germen de la indagación: un subrayado de sucesos sorpresivos o que planean desentrañar un poco del enigma urbano, inabarcable a totalidad pero aprehensible en sus texturas cotidianas. Si asumimos que la ciudad es un libro, en Usted está aquí podemos acceder a sus bordes, límites concretos de un espacio mínimo pero suficiente para circundar el núcleo del hallazgo. Para hacerse aunque sea una pequeña idea de la ciudad, es necesario hacerlo desde el margen, manteniendo esa sutil distancia que permite abarcar en panorama.

el peso de la luz
sumerge en el concreto estas casas
estos ojos

en los pastizales de la mirada jamás

habrá afuera

irrumpir en el flujo
etéreo del medio día disfrazado
de zapato de patada voladora de grafiti
entre las nubes
                               adentrarse
en el basurero donde yacen todas las explicaciones

Andrés Paniagua experimenta la ciudad y el hecho de que haga visibles sus descubrimientos permite que seamos peatones en otros zapatos. El punto de partida es ese margen porque una vez adentro de la ciudad, en el mero centro, sirven mucho más el tacto y la intuición que los ojos; incluso el sonido se crashea como la sonoridad en algunos de los textos; también, si nos fijamos en la portada, vemos que es una imagen que se fragmenta y va descomponiendo, una escena que rompe sus configuraciones para dar paso a la interpretación abstracta de lo que podría ser una inmersión hacia significados encubiertos o un derrapamiento en las formas de la superficie. Ambos elementos de desfase dan al lector la pista de la urbe corrompida, del texto propuesto como una mancha en el suelo, como un glitch sobre los cables de luz:

P   lló
Cu  t  m  c
tie  s
es   i  n  mi  to
B  V  NI  DO

53, 58, 55, 60A, 57, 60, 61, 63, 64, 69, 73, 73A, B, C, 79D, 84, 90, 89, 92, 91, 94, 95, 97

Usted está aquí es un libro transeúnte, analíticamente vagabundo. En el acto del paseo hay un recogimiento de vivencias basadas en la observación cuando se camina armado de una libreta. Pasear sin mapa pero construyendo un mapa a través de los apuntes. Aquí tampoco faltan las múltiples referencias a autores y lecturas, usando un lenguaje que va más allá del lirismo y prefiere rondar el apunte, el atisbo casi aforístico, el asombro del descubrimiento. Usted está aquí gradualmente se convierte en ese mapa. La lectura traza rutas y las rutas generan caminos donde antes no los había. La referencia a la ubicación en el título es explícita, intenta situarnos en un punto a la vez indeterminado, de entrada, porque se puede estar en cualquier lugar de las páginas sin sentir extravío gracias a estas cápsulas textuales que logran contener un pequeño vistazo del mundo. La poesía en sí misma es un mapeo de experiencias, una apertura al detalle y a la necesidad de rastrear las posibilidades del estímulo, un estímulo nada difícil de encontrar entre todo este caos. Definitivamente, algo que no se le podrá decir a Andrés Paniagua con Usted está aquí es que a su poesía le falte calle.



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