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Pablo Galerna
Otra vez llovió en Ítaca
Pretextos me sobran para ser un vago como tú y ofrecer a otros el vaso de mi sangre. Yo también puedo buscar diversión en las batallas y darle paso resignado a la mujer en toda isla. Iguales y copiando los errores comeré la carne de mi amigo cuando sea materia misma entre los cerdos. También me iré de Ítaca antes que fermente la añoranza. Pero si antes de irme tú vuelves, por tu propio pie y sin el cuento absurdo de los dioses, trae contigo la espada. Porque una noche cuando yazgas entre el calor y las telas de mi madre, hurgaré en tus pulmones en busca del abrazo mío. No hablo de justicia, padre, pero te cortaré en dos el corazón para tomar la parte que a mí, por fuerza, corresponde.
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