Carlos Gutiérrez Alfonzo
(Frontera Comalapa, Chis, 1964; vive en San Cristóbal de las Casas)
Horas sedentarias
I
Yo no supe dónde entraba
“Coplas sobre un éxtasis de harta contemplación”
La niebla en el cuarto
pasa la noche
distinguirá
él cubierto
el frío el ladrido
en los cerros el frío
se esparcirá
no
la montaña
expresa
él
observará
la niña
llevará los balidos a pastar
la hermana mayor
manos ceremoniosas sobre el maíz
el joven
ausente
partirá partirá
espera
el padre
una taza
de café teme
la llegada
del mal tiempo
entre la taza de café
y el amanecer no dejará
de pensar
de pasar
una palabra
un sentido
los sentidos
labrados
y el tiempo
esa piel que se consume a diario
los leños del fogón
nunca
fueron leños enormes
sí
breves brazos de pino
que alimentan el sabor de este cuarto
los cabellos
fieramente inmóviles
de la hermana mayor
resplandecen
a la hora
en que ella
atiza la llama
algo le está diciendo
a él
esa lumbre que alumbra
los cabellos de ella
-Apúrense que ya es hora
dice el padre
sin mirar a nadie
-Se acabó la leña
dice la madre
-No es culpa mía
tu hijo
la tierra
está
congelada
el joven desea ir ir
el descenso la niebla
se ha quedado quieta la gata
se desliza
por entre los trastos
el día
ha decidido descansar
un instante
deja
la queja de la madre
y en él
un pensamiento
siglos y siglos y sólo
en el presente ocurren los hechos
se crispa
observa
a la madre
a la hermana mayor
al joven que mira
hacia la ventana al padre
que sostiene
la taza en la mano
derecha una voz
le dice
-cuidado
no te desbordes
una tarde
frente a una mujer
esbelta duermes
en tu vestido
aún
ritmos y frases la hermana
mayor dice
-mis padres en la ciudad allá
atiza
la llama
ella se vuelve y
lo mira y espera
que diga algo
que hable
la niebla no deja ver
qué hora es
en este cuarto los pinos
con dificultad él ve
la ventana
suda resina
un camión pasa
hacia ningún lado
sólo las ramas encendidas el hijo
en un tiempo
que se abrasa entre
los días
olvidó
el otoño de la niebla
la honda montaña
lo ganado y lo perdido
vivió
en un segundo
tú
hermana de él
te acordarás que alguna vez
te miró a los ojos
y te dijo que regresaría
y te habló del dinero
mujeres de otras tierras
en un remolino
cae
en un remolino
en un remolino
cierra los ojos
en la mesa reposa el libro abierto
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