No. 38 / Abril 2011 |
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Silvia Camerotto
¿A qué crimen no fuerzas el corazón del hombre, maldecida ser de oro?
Virgilio
Has visto el sumidero
Why should calamity be full of words?
Tocaste un subdominante en fuga
Mi pelo de mujer descansa sobre tu almohada: el punto de reposo de la duración de las figuras en tu espalda en los artefactos del baño en la pintura blanca del techo Después de más de treinta años la connivencia se convierte en gesto de triunfo Vinimos de lo que somos no del pollo que almorzamos esta tarde no de las flores que enviaste no de la utopía formal con que me sacás la ropa sino de la alegoría de la rosa de la aburrida música de Mozart de la calamidad de los cuerpos. Los tiranos olvidan Cerca de la ferretería del barrio en una calle muerta reuniste en el balcón tres de los siete axiomas y la ropa de ella Dormiste en una cama levantada con tacos de madera compraste flores pagaste el diezmo Dijiste lo que corresponde según las circunstancias Bajo el arco de una parábola hábilmente calculaste el espacio perfecto Reductio ad absurdum te sentaste a escribir algunas líneas sobre un lugar que fue bello como lo era en otro tiempo y, también escribiste: enchastre, traición, perseverancia deliberadamente o no el punto hacia el cual caen todas las cosas |
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