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CAOS PORTÁTIL. POESÍA CONTEMPO- RÁNEA DE BRASIL Selección de Camila do Valle y Cecilia Pavón.
Traducción de Cecilia Pavón. Ed. bilingüe.
El billar de Lucrecia, México, 2007

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Elisa Andrade Buzzo (San Pablo, 1981)


Los niños que aspiran pegamento

Los niños que aspiran pegamento van por las avenidas, en bandas, con sus perros harapientos, conversando en voz alta e ininteligible, el séquito bizarro sale diligente, alterando lo blanco y enfatizando lo oscuro los niños que aspiran pegamento pierden la virginidad y el amor propio en los ladrillos paulistas por voluntad propia liberados de la sociedad patriarcal, los niños que aspiran pegamento bailan al ritmo del éter, ignorando las acciones de las ONGs y de las gestiones municipales, los niños que aspiran pegamento amanecen acostados en las veredas del centro de la ciudad, calentándose unas a otros con el propio calor, los transeúntes arrojan frutas o bolsas parduscas con pan sobre los cuerpos angelicales de los niños adormecidos que aspiran pegamento, cuyas narices ya no tienen más el derecho de aspirar el mundo más allá de la boca de la botella, obstinados, los niños nómades que aspiran pegamento constituyen un problema de paisaje urbano con sus pelos duros de hollín acumulado y actitudes subversivas, los niños que aspiran pegamento se pegan en Portinaris subterráneos, y luego son despegados por los empleados de manutención y limpieza de los paseos públicos, los niños que aspiran cola por debajo de los puentes colgantes son rechazados por los ciudadanos amedrentados y afligidos por la apariencia desgreñada de los niños que aspiran pegamento en migración estacional desde el centro hacia el oeste de la ciudad, expulsadas por al guardia metropolitana, infiltrándose en las calles residenciales desparramando la mulatez de sus narices aspirantes de botellas pet verdes, los niños que aspiran pegamento quiebran la tranquilidad de los barrios de clase media, delante de las calles arboladas horrorizadas, que se abren paso tapando la nariz y desviando la mirada de los niños que aspiran pegamento y que crecen a la velocidad de los autos que pasan, volviéndose una juventud experta y poderosa, los niños que aspiran pegamento procrean fetos corruptos, lo que llega a ser jurisdicción de la salud pública, hasta que, por un pase de magia, los niños que aspiran pegamento, ya no tan niños, son finalmente desintegrados por la municipalidad a pedido de la sociedad civil organizada.


Rod Britto (Río de Janeiro, 1982)

Puñal


Por favor, que alguien me saque;

que alguien me apuñale;

que nadie deje que me oxide,

en esta trinchera que se cierra;

que alguien me blanda en alto

sin mirar si mi hoja

beberá de la sangre del poeta,

o de otro conocido cualquiera;

por favor, que alguien me haga

tajear de a poco, destilando

mi ceguera adormecida;

que alguien me clave

en un pecho de paloma

y en el corazón de la muchacha

llena de mala fe;

a cualquier nadie que me posea

y no me use para protegerse;

soy ordinario pero mato.


Sergio Cohn (San Pablo, 1974)

la voz violenta


este es mi tiempo

 

el tiempo es un acuario

sumergido en alta mar

 

sus límites son tangibles

por el roce de cuerpo

ideas, palabras

 

mi cuerpo

es el cuerpo de mi tiempo

 

cultivado y cuidado

con las técnicas de mi tiempo

 

mis palabras

 

–saqueo dádiva nomadismo

habitar traición vínculo–

 

son palabras de mi tiempo

 

¿dónde conjugar futuro en ellas?

 

yo soy mi tiempo

un acuario sumergido

en alta mar

                *


olvidar mi cuerpo

es olvidar mi reflejo en el agua


Camila Do Valle (Leopoldina, Minas Gerais, 1973)

Misión diplomática en China (pianissimo)

¿Dónde posar la palabra?

Como si la lapicera fuese el asa de una taza

De porcelana rara que debo

tomar con firmeza

con cuidado  

en el aire.

En el trayecto que hay entre el aire y el plato

podemos, o no,

arruinar la dinastía Ming.

Con delicadeza.


Angélica Freitas (Pelotas, 1973)

familia vende todo

familia vende todo

un abuelo con mucho uso

un limonero

un perro ciego de un ojo

familia vende todo

por muy poco dinero

un sofá de tres cuerpos

tres molduras circulares

familia vende todo

un padre encorbatado

luego desempleado

y una madre que engorda

a su lado

familia vende todo

un número de teléfono

tantas veces cortado

un carrito de supermercado

familia vende todo

una empleada bautista

una prima surrealista

una ascendencia italiana & golpista

familia vende todo

treinta esqueletos de pavo (de navidad)

y la cintita que ataron en el pie de junior

en el hospital

familia vende todo

los niños estudiaron

el padre quebró

le debe plata al banco de brasil

va a ser un gran desove

la casa era del abuelo

pero el abuelo tiene un pie en la fosa

familia vende todo

entonces, ya ves,

quedarán quinientos billetes

para cada uno

junior va a reformar la piscina

el padre va a abrir un negocio oculto

y pagarle la villa alpina

a su padre con mucho uso

familia vende todo

precios por debajo del mercado


Augusto de Guimaraens Cavalcanti (Río de Janeiro, 1984)

En el ómnibus

Siempre me pareció que los trayectos de ómnibus eran espectáculos cósmicos.

Personas-hormigas que andan y andan. Prohibido soñar. Abierto hasta media noche.

Aunque la fuente les lava el alma,  los mendigos continúan sucios. Travestis niños salvajes en el Aterro do Flamengo. Un color suave tenía la distancia.  Ahora el paisaje está del otro lado del ómnibus. La ventana es sólo un espejo. Un túnel túnel, piedras portuguesas pulimentadas, calzada graffiti, ciudad maqueta. Estatuas griegas en el Aterro do Flamengo. Una mujer  con semilla en la barriga, mujer abortada esnifa crack abrazada a una estatua griega. De punto final a punto final.




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