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portada-canto-y-contracanto.jpg Canto y contracanto
Jorge Arbeleche
Editorial Nido de Cuervos
(Colección El junco susurrante)
Lima, 2012

 
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No. 46 / Febrero 2012


 

Bufanda

Es una bufanda
                no abriga
                          se enrosca

se incrusta en la garganta
es soga nudo gota amarga
colgada
                     ahí
donde termina el paladar y se ahoga el cuello
cuando el aliento
cae
                     hacia
tráquea faringe esófago diafragma
cae
                     el aliento
rueda
                       hacia abajo
donde no se ve nada
nada se palpa y se aloja
en la masa sin forma de las vísceras
aprieta
cuando de noche
no te atreves a trancar la cerradura
y cuelgas la llave en el llavero
porque te envuelve el miedo
a que el portero no te oiga
y te asalten infarto
muerte súbita y no llega
la emergencia o que te encuentren
la mano agarrotada en el teléfono
y pasados tres días vendrán
a derribar la puerta cuando
el olor a podrido invada
el piso y las paredes y
todas tus palabras se volvieron arena
y piedra tus oídos no alcanzaron
a escuchar el gallo que sólo para ti
elevaba la cresta más sonora.

No podrá la caricia ni el beso ni
la lágrima
detener el estrépito del día
al derrumbarse sobre tus ojo secos
porque una a una las puertas se cerraron
y todas las ventanas quedaron en clausura
(aunque entreabiertas).
(Corrió un temblor de lana en las bufandas).

Tal vez
despertará el eco de la fiesta en las pasturas.




Marcha

Posa su planta
sobre la tierra o roca
sobre la grama o mar
sobre madera
la pata del centauro.

Su pezuña y su huella
—clave columna pedestal
abstracta cifra—
presagian
el relincho el alboroto
las encrespadas crines.

Su marcha hace temblar
los alvéolos del aire y de la tierra.

Las yeguas alargan sus orejas.

Cuando el centauro invada sus orillas
derribará los muros destrozará corrales
hará añicos pesebres y encenderá fogatas.

Vencedor del combate invicto subirá
a la torre más alta de la almena
su mástil clavará sobre la piedra
y flameará su pabellón hacia todos los vientos.

Serán entonces dioses la yegua y el centauro.




No se sabe

 

Y soy triste y alegre todavía.
Esther de Cáceres

Y lo peor es que sobrevivimos.
Selva Casal

 

...la cuerda aprieta por lo tensa
es dura a veces y es a veces blanda
tensa es la sustancia de la cuerda
tensos los nudos tensos los trenzados
blanda quizás cuando se afloja
le aflojamos nos afloja la dura
voz de la memoria o nos engancha
el vidrio liso del olvido liso no corta
cicatrizó la cicatriz la raspadura
hizo corteza en la yema inocente
del dedo que jugando levantara
la tapa del baúl de la memoria salta
como resorte salta a veces olvido
o antiolvido o desmemoria cómo era
no adviene ni la figura ni la voz
el gesto tampoco se aparece entonces
lo inventamos recogemos pedazos pedacitos
de cosas que imitan semejan los recuerdos
y no alcanza ahínco no llega el bálsamo
ni el óleo ni el paño frío en la noche
afiebrada que refrescaran las manos ausentes,
residentes ahora en continente de la ausencia
manos sí de la memoria de madre estancada
no en la flor de la sonrisa quizá en el charco
de la mueca pero qué pero cómo qué fue qué
hizo de niña en ese territorio país de evocación
su niñez qué le dijo ella al campo
y el campo qué le dijo
no se puede ahora preguntar ya
no hay nadie no hay más nadie que la viera
jugar a la mancha venenosa o la escondida
con sus hermanos no la vieron no se sabe
por dónde empezar a dibujar el signo
curvo de la interrogación porque todo
se hace curvo se va se pierde se diluye
vuelvo de nuevo al signo gráfico y entonces
entramos en la página pantalla palimpsesto
el grafo se hunde atraviesa buril
abre el mármol feroz de la blancura
punzón guadaña entrarle no más
a grafo tecla pluma para ofrendar
en los altares las vísceras de tinta
con el tiemblo del pulso al acabar la página
se yergue el lápiz otra vez intenta
no dejarse caer en la pendiente aséptica del blanco
y manotear a duras penas la línea
vertical la paralela la plomada mantener
como se pueda abierta la boca del respiro
yo dije es cierto más de una vez lo dije
aún lo dije y digo la esperanza y no caer
y entonces inventarle la voz el ademán perdido
para engancharse entre las sílabas decir
en tartamudo o jerigonza lo que no
se puede entender ni se podrá decir
la estrofa impura con la sílaba más clara
del silencio el miedo también y la alegría
que viene y va borrando sus fronteras
feliz el aire aunque nos duela porque
duele no en la corola de la luz pero en el tallo
salvarle entonces la trama y el nudo en la raíz
aunque nos mienta el médico mintiérale
al enfermo la espuma a la ola le mintió
la célula podrida encharcó la voz del cuerpo
con mentiras se suicidó la linfa la sangre
la saliva se callaron se licuara la médula del hueso
extendemos entonces las manos hacia dónde
y ahí se quedan como llanuras muertas
“y lo peor es que sobrevivimos” a veces
hay algo que se parece a lo feliz y sin embargo
es casi paralelo a lo que duele y nos sopla
en el oído y en el ojo hilachas de ceniza
desparrama hay que escuchar amplificar
el tímpano y oír lo que se pueda
porque “soy triste y alegre todavía”
cuando todo se mezcla pero a veces
el punto de cocción no se produce
los ingredientes ya no se combinan
ni se entienden se coagula se corta
resquebraja lo de arriba se abaja
lo que iba al costado de oriente
disgrégase al oeste sin retorno
posible ni dirección alguna
la rosa de los vientos enloquece gira
en péndulo se torna el horizonte
por eso hay que espaciar las letras
y hacer que este pedazo de papel
no se termine distanciar la frecuencia
de las pausas del eterno vaivén enderezar
la brújula una cualquiera la posible
mirar lo que se pueda con palabras
escribir de todo lo mirado de todo
lo mirado lo que se pueda ver,
se vea...

 

(A Martha Canfield)


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