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No. 50 / Junio-Julio 2012

 

Juan Arabia
(Buenos Aires, 1983)



Larga Revolución


¿No crees que deberías dejar de seguir este camino,
que conduce a la caída de algunos?

Alexander Schapiro


Cuando el velo es arrastrado por el aire del campo,
delante queda una historia
invalidada por el mínimo gesto
de quienes tienen sus días contados
en el murmullo de la existencia.
Sólo que es difícil encontrar un lugar
para sembrar una verdad
que no retenga algo del interés
del árbol que persigue al sol,
del río que entre sus sombras
oculta al pez que será dorado en la superficie,
como la irrupción de una afilada espada
que se detiene por un instante en el tiempo.

Una larga revolución que inmovilice en su palabra
el hábitat de los colibríes,
las sombras del cielo que en su rudimentario escenario
acumulan en torno de la tormenta
sólo vientos frescos y tonificantes.





Elegía


Eres los otros, y ya nadie te escucha.
Y sólo eres canción, algunas palabras, elegía.
La tarde es la tarde, y Borges es Whitman.
Ya no estás entre mis páginas
y te escucho sólo en los sueños;
esa esperanza que no existe.
Allí eres quien conocía,
allí eres, mientras dormías.
No siento tu ausencia: todo lo fuiste.





Final
(o El enemigo de los Thirties)


La noche caía despierta en Greenwich Village,
y desnudas las estrellas perecían
como tu corazón;
en donde cabía un universo entero,
de luces primeras;
enceguecedoras como tu imaginación.

Sostenías tu copa,
enjaulada de demonios y tibia verdad,
de antaño no resuelto y espinas arenosas.

¿Alguno entenderá que esa cruz,
no es la misma que la de esos dos ladrones
que beben despiadados su pobreza?

Tu propósito es olvidar
una multitud entera de belleza.
Pero tus versos rugen, como encadenados:

Al fin los pájaros serán libres como el cielo;   
aunque en la próxima mañana
en el canto de sus alas desaparezcan.




 



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