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Luis Raúl Leyva
(Chilpancingo, Guerrero, 1965)

 

Deseos como nubes

Deseos como nubes,
arrebatados a las carnes ociosas, tensas.

Volando como miradas,
como vientos del aire, libres, plenos.

Nubes en los labios pintando el mediodía
con lunas en los sentidos,
miradas y vientos contra la profecía
manando por sus venas la noche seca.

Deseos como piel
cálida y húmeda en su proximidad.

Las cercanías fantasmas.
Los cuerpos en sus espejismos,
su silueta en los anhelos.

Como vientos del aire, libres, plenos.




Digo algo sobre mi padre
Como se pudre el cielo.
El hedor o la hemorragia aún
de sus ángeles en fuga, su turba.

Mirarlo desde las lanzas,
al pie de los estandartes,
(el águila triunfante en el lienzo púrpura),
cuando relumbran las espadas sedientas
en medio de la leva urbana.

Mirarlo en su ocre óxido,
mirar su tedio, su náusea mineral,
su somnolencia.

Sus poros minerales, su terrosidad
que en siglos de soles como tierra sobre mis ojos,
soterrados por el polvo de su ansia.

Como el árbol en que miré
los horizontes como quien sueña
que todo nace y persiste
a pesar de este desasimiento
de hierro deleznable
en la tenacidad de la obsecración,
alrededor de mi pus negra.

Su brillo solo en su espera
sin que nadie los mire;
el hilo frágil de su queja
en la pulsación del tedio,
el cuerpo que uno desea.

Lo que siempre se sueña,
y muere.


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