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José Martín del Castillo Padilla
(Ciudad de México, 1980)
El motociclista
El cuerpo amaneció en la carretera
muy lejos de las ruinas de la moto
y el pecho atravesado en la barrera
desde antes de morir ya estaba roto.
La guardia que llegó de la frontera
miraba con fatiga al desquiciado
que en busca de vencer una quimera
cayó como el que cae con su pasado.
No hallaron los agentes trasnochados
(Quevedo era su único testigo)
un texto de cuartetos mal rimados
sangrando entre las bolsas del abrigo.
Quisieron encontrar en la cartera
la causa que explicara la embestida
y vieron una foto de quien fuera
el único fulgor de aquella vida.
Ese hombre regresaba del camino
que tanto atravesó y marcó su huella
y nunca consiguió que su destino
venciera la intención de mala estrella.
Y acaso en la pasión de aquel instante,
a punto de estrellarse en el concreto,
sintió en la inmensidad del ser distante
la luz y la penumbra del Secreto.
El viento, la maleza, el horizonte...
Silencio en la llanura y en el monte.
(Aguascalientes, Ags., México)
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