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Antonio Masoliver Ródenas
(Barcelona, España, 1939)
La fertilidad es con frecuencia
estéril.
La esterilidad es siempre creadora,
nace de heridas, cicatrices,
recuerdos que tratamos de olvidar,
olvidos que tratamos de recordar.
Arrancamos la planta más hermosa
para ver sus raíces: la sabiduría
de vivir en una zona oscura
de la tierra. La esterilidad
es dolorosa: ventanas cerradas,
mediodías en las noches de la muerte,
primaveras que no verán la luz.
¿Te ibas cuando volvías?
¿Te bajas la ropa de tu cuerpo desnudo
antes de abandonarme
y conocerme? Buscamos
llamas en las cenizas,
escribimos palabras como bosques
donde habita la muerte.
Y la muerte es estéril.
Y somos inmortales.
***
¿Quién ha vivido una vida
tantas veces?
¿Quién ha visto, entre paredes,
a un padre muerto?
¿A una madre orinando
en el jardín de las dalias
y a su hermana muerta
jugando en los ladrillos?
¿Quién tuvo un perro
y le golpeó y lloró
por él? ¿Y quién llora
por mi todo este llanto? ¿El desconsuelo
que me lleva a las vías,
al mar, al horizonte
donde duerme la muerte?
Saciado de felicidad,
escribo palabras infelices.
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