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No. 71 / Julio-agosto 2014 |
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a jezabel
en los besos de esa mujer
A Génesis, por siempre
…miré todas las rosas sangrando entre tu boca José Juan Tablada
Paraíso Es difícil ver cómo la casa de mi infancia se derrumba lentamente. La pintura pálida, las perillas de la puerta que caen, las duelas que se hunden aunque se sueñan aún árboles, resistiéndose a las pisadas. Veo cómo los años caben en pequeñas cajas de cartón; cómo los tesoros que arrojo en el basurero cuando de niño arrebaté a bravos piratas son ahora de los reinos ciegos pedazos sin sentido de plástico. Llevo conmigo reliquias pero he olvidado como quien carga cicatrices. Llevo la ausencia: un plomo clavado. Sólo la muerte es enfermera. A dónde botaré mis maletas, cuánto tiempo durarán ahí, cuándo serán hogar de arañas y moscas. No tarda el tiempo en llegar a cobrar una ridícula renta. Barre a la infancia hasta el portón y la desaloja, a través del mundo anda y nunca más llega a ningún lado. Es difícil ver los cementerios derrumbarse lentamente: la tumba como la cuna es casualidad; se lleva nuestros huesos quién sabe a dónde, a no me acuerdo. Qué importa si aún valen para alguien aunque sea sólo para engañar el hambre sin mirar atrás,
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