No. 73 / Octubre 2014 |
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Luis Alberto Arellano (Querétaro, 1976) Piezas ocultas de un combate secreto contra el mundo lII Mandíbulas de caballos colocados en ángulos rectos, al fondo de una lámina de cobre niquelado. Estiramientos faciales y contracturas de músculos inútiles para la reproducción. Usted no entiende cómo es que las hormigas negras y rojas en el piso de la cocina señalan el camino hacia el abismo. Normal, no sienta miedo, camine en línea recta y ajuste los cinturones para un descenso suave y controlado. VII Sé que ustedes no existen. Han muerto de ciertas enfermedades que no reconozco en mi manual de viajero intergaláctico. También puedo adivinar el número de membranas que cubrían sus ojos y el espacio entre sus dedos. Todo me lo dice la física que es un cardo inserto entre el labio superior y el molar inferior izquierdo. La receta es la misma: perturbar lo menos posible a las creaturas que se agolpan a flor de garganta, entender nunca, eso es para la gente impura que mancha con sus historias de vida la escalera inmensa y dorada que sube a blancos, electrodomésticos y ropa para caballero. IX Qué extraño lugar resultó ser éste sin nudos corredizos en las corbatas y repleto el pasillo de reproducciones baratas de bronce. Escuche a su niño interior: apila los bloques de concreto en tres tantos bloquea la puerta con las larvas de insectos que encuentres a la mano. Hemos preparado un grand finale mezcla de funeral vikingo y celebración de quince años. Todo ira colapsado pero no sabremos en qué orden ni en qué momento. La anciana de recepción exige completemos los datos de la ficha de identidad. El aire acondicionado se cobra aparte y la sensación de pérdida viene en trozos pequeños con nombre de diosa griega. |