No. 89 / Mayo 2016
Bala perdida
Blanca Luz Pulido
Un casquillo de bala
color cobre,
pequeño y seco,
pesado.
Anónimo en medio de una calle,
a las afueras de mi ciudad
inmensa, que a veces parece
(sobre todo en las afueras)
un país destartalado
a punto de extraviarse.
Por curiosidad o rutina
lo alcé del suelo.
Me gusta coleccionar lo extraño,
lo azaroso, lo improbable,
un tenedor,
algún juguete,
cosas que alguien extravía
en la calle.
El trozo de bala opaco
me mira.
Tal vez lleva un muerto adentro.
La guerra por televisión
Coral Bracho
No se escuchan los gritos de los niños,
no se agrieta
el silencio
el hilo de viento
del terror no se filtra
sólo un fuego sin ecos, sin olores;
su trazo acalla
e ilumina Bagdad.
3
Víctor Manuel Cárdenas
El pino, un día amaneció pueblo
como torre vigilante, obelisco
con fuertes ramajes relatores
de la historia del mundo conocido.
En sus escamas se inscriben
conquistas, rebeliones, incendios,
tropiezos y disturbios, dagas,
venenos íntimos, escaleras
donde rodaron cuerpos y prestigios,
cetros efímeros, espadas y coronas.
Naturaleza doble (leyendo a Duda Machado)
Rodolfo Mata
La gota de sonido
se pierde en el mar
de imágenes
El pájaro y su voz
en el murmullo insomne
de los objetos
en el reino vegetal
Manchas en el pasto
las sombras tiemblan
entre dos mundos
Ni de aquí
ni de allá
son perfectamente
humanas
Golondrinas
Pedro Serrano
Enganchadas al cable como pinzas de ropa,
gaviotas de madera diminutas,
ágiles y minúsculas contra la brutalidad del azul,
fijas al mediodía cayendo una tras otra,
moviendo ropas, brazos, sonrisas,
el pecho blanco, la capucha negra,
las alas afiladas y en lista, mínima agitación.
Hasta que vuelan todas excepto una,
que se plantó un momento y arañó el regreso,
como una ligerísima despedida,
axila de golpe la mañana.
Quedan los cables, el cielo en abandono intenso,
como una boda de domingo de pueblo,
después nada.