A PROPÓSITO DE "SIETE POETAS"
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Por Nadia Altamirano Díaz
En el año 2000 Jorge Pech Casanova tuvo la idea de
publicar una antología de poesía oaxaqueña. Desafió la visión atrasada
y provinciana de quienes por mucho tiempo se valieron de favoritismos,
vetos y amiguismos para convertir la edición de un libro en algo
inaccesible para los verdaderos creadores.
El libro apareció seis años después, en marzo de 2006, bajo el título: Oaxaca siete poetas.
Alonso Aguilar Orihuela, Luis Manuel Amador, Guadalupe Ángela, Gerardo
Escalante, Omar Fabián, Abraham O. Nahón y Efraín Velasco son, a juicio
de Jorge Pech “creadores que tienen oficio, formación y cierta
trayectoria”, aunque “ninguno de ellos había publicado un libro, todos
lo habían hecho en revistas”.
El autor de Noticias del vencido (1994) y En tiempos de penuria (2003)
pensó que en Oaxaca sería “fácil” publicar una antología, una
equivocación que lo llevó a armarse de paciencia durante seis años.
“Al principio quería hacer la edición por mi cuenta, como en
Yucatán, pero corroboré que en Oaxaca las condiciones no son las mismas
que en mi estado natal, donde pude publicar cuatro antologías
poéticas”. El mayor problema fue encontrar quién financiara el libro.
La editorial oaxaqueña Almadía, la Secretaría de Cultura y Luna Zeta
aceptaron editarlo, pero para Pech existió otro reto: lidiar con la
desidia de los poetas invitados, quienes nunca trabajaron el proceso de
edición “en colectivo”.
“Hay que tener paciencia con los poetas, aquí en Oaxaca la condición de
los escritores es muy difícil, es muy gregaria, son muy individualista,
hay mucha desconfianza en cuanto a proyectos colectivos”, dice y
enseguida hace notar que Oaxaca siete poetas
generó “cierta insatisfacción en algunos autores por el sitio que
ocupan en la antología o los poemas que fueron seleccionados”, algo que
para Pech “es inevitable” cuando los participantes no acceden a
trabajar en equipo.
“Sé que algunos no están muy contentos por haber salido en compañía de
otros pero todos son muy buenos, si están ahí reunidos es porque lo
merecen, ninguno por amiguismo sino por su calidad literaria”, aclara
para después explicar que el número siete fue fortuito porque en
realidad debieron ser ocho o tal vez nueve. “Faltó Lorena Ventura, ella
aceptó pero cuando le pedimos su trabajo dijo que no tenía poemas en
ese momento”.
Valorar el poema por sí mismo
Tal vez esa circunstancia convirtió a Guadalupe Ángela en la única
poeta de la antología, lo que para la autora no es importante porque
“me gustaría que valoraran mi trabajo por sí mismo, no por el hecho de
que soy mujer”.
La poeta piensa que no interesa quién es el autor de un poema, ni cuál es su origen, su clase social, si es hombre, mujer o gay, “lo que importa es que el texto tiene que valorarse por sí mismo”.
Pareciera que “es una gran novedad” descubrir que en Oaxaca hay poetas,
“tantos y con gran calidad”, opina Jorge Pech, quien considera que la
“coyuntura desgraciadísima” del 2006 aumentó el interés de lo que se
publica en Oaxaca, pero como el proyecto de la antología nació mucho
antes del conflicto social en Oaxaca, no hay ninguna mención a éste.
“Ahora hay mucha poesía respecto a la rebelión pero falta hacer ese
libro”, señala un escritor quien con Abraham O. Nahón, responsable de
la revista Luna Zeta, prepara una antología de la poesía oaxaqueña desde el Siglo XIX, lo que, considera, requiere un estudio muy amplio.
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