Francisco Segovia
(Ciudad de México, 1958)
Dos poemas de agua
Por el ancho río lodoso
pasan flotando redondos troncos
y palmas enredadas entre lianas.
Encallan en la orilla
horquetas desbastadas telas rotas
lo que aún no ha echado a un lado la corriente
o no lo ha sumergido.
Río arriba
hace tiempo que empezó el final. ¶
* * *
a Rosanela
No es que el agua lama
cada vez más dentro en nuestras costas.
Es que antes se llena el pecho y la joroba
y luego empuja empuja ... No es que inunde
vengativamente los esteros y avance hasta las casas.
Es que alguna vez se agotará su esfuerzo
y soltará el aliento. Entonces
cuando acabe su pujanza
tendremos que volvernos a mirar
los retazos de agua y tierra dispersados
bajo un silencio neutro
las altivas melenas de las palmas
convertidas en guedejas que chorrean
y los botes varados en la rada.
Es que aun después de restaurar
lo que el mar haya arrasado
algo va a faltarnos siempre ...
¿Qué les diremos
entonces a nuestros hijos
mirando vacantes nuestras playas?
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