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No. 75 / Diciembre 2014-Enero 2015



Juan Domingo Argüelles
(Chetumal, 1958)


Tres poemas satíricos


AVENIDA DE LOS POETAS

Sí, mi querido Bécquer, está bien:
podrá no haber poetas;
pero siempre habrá poesía,

porque la poesía
―lo dijo otro poeta―
anda como si nada por las calles.

Y, sin embargo,
hay razones poéticas
para no ser tan optimistas:
por ejemplo, poetas golondrinos
que no hicieron verano
abundan por doquier
y dan nombre a las calles.

En este caso es obvio
que la cruel realidad
te lleva la contraria,
pues queda demostrado
que aun cuando no haya poesía,
no faltarán poetas.


PAPEL COUCHÉ

Eres, papel couché, pesado como el plomo,
y más brillante, siempre más brillante,
que las mentes de aquellos que publican en ti.

Pesado como el plomo, pero no más pesado
que el plomo de la tinta con que escriben en ti.

Brillante como el sol, das lamparazos
entre el aburrimiento de los textos opacos.


CARTA AL PADRE

Me preguntaste una vez por qué afirmaba yo que te tengo miedo. Como de costumbre, no supe qué contestar, en parte, justamente por el miedo que te tengo.
Franz Kafka

Querido Padre:
Tú me exigiste congruencia,
pero jamás la practicaste.
Te escuché tantas veces
hablar y disertar de la dignidad lírica
que yo siempre creí
que tú eras digno,
querido padre indigno.

Querido Padre:
Pensé que la razón
era tu fuerte y que la sensibilidad
tu contrafuerte.
No sé por qué pensé tales candores.
Quizá porque confié más en tus libros
que en tus errores.

Querido Padre:
Fue tan fácil decepcionarme de ti
que hoy me pregunto
por qué todo este tiempo
creí que era difícil.
Una cosa, papá, eran tus libros,
y tu vida otro asunto.

Querido Padre:
¿Qué fue primero: el vástago o el padre?
¿Tú me elegiste a mí
o yo elegí a mi padre?
Este es un dato más
entre las muchas cosas
que no sabré jamás.

Querido Padre:
La última y nos vamos.
Tu última batalla,
de cara al precipicio.
Tú te vas, yo me quedo
a barrer por mi cuenta
tu estropicio.

Querido Padre:
¡Qué padre hubiera sido
que en tu lecho de muerte
hubieras adornado tu final
con mentadas de madre
y rugidos potentes de animal!
Mas nada de esto hiciste:
quien se fue fue un extraño,
un auténtico extraño,
querido padre espiritual.