No. 75 / Diciembre 2014-Enero 2015 |
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Alejandro Albarrán (Ciudad de México, 1985) ¿Cuál es la distancia? Nuestra distancia no se mide en metros sino en mónadas. No en mónadas, más bien en monedas. En nuestro cambio. En el cambio. En la intención del cambio. En una moneda de dos caras que nunca se juntan, sino girando, en el aire. ¿Nuestra distancia es una moneda girando o una moneda en la mesa caída de canto? ¿El desencanto o la moneda girando? La distancia entre la cama y la cocina, la distancia cuando los dos estamos en la cama, esa distancia no se mide en metros sino en mónadas, y en monedas. Nuestra distancia moneda de dos caras, de canto o desencanto, nuestra fe en el canto: nuestra canción: la música que hacemos o no hacemos: nuestras relación y su distancia: nuestra relación y sus monedas: nuestro cambio: el cambio en nuestra fe. Nuestra fe consiste en comprar unas bolsitas de té con ese cambio, comprar el té como un acto de fe para que venga el cambio: nuestra fe en el cambio: nuestra fe en la fe: nuestro oración o nuestro salmo. Nuestra relación es un salmón que va nadando cuesta arriba, contracorriente, para morir después de desovar. Nuestra relación es un salmón que no sabe nadar, y sin embargo, nada, hacia arriba. Nuestra fe es un salmón, y sin embargo. Sobre las mimosas Wikipedia opina: En parte debido a esos cambios de circunscripciones, el nombre "Mimosa" se ha aplicado a varias otras especies vinculadas con hojas similares pinnadas o bipinnadas, pero ahora clasificadas en otros géneros, como en Albizia y Acacia. Sobre lo nuestro la habitación opina: No es lo mismo la cera que la espina. El techo de esta casa se me viene encima que aunque te eche de menos. |