cornisa-inditos.jpg

Alma Karla Sandoval
(Jojoutla, Morelos, 1975)


Esquirlas

Este hombre joven que me lleva de la mano
ha encendido un bosque en cada córnea
con fuegos diminutos en alguna parte de la flama
que azul sigue bailando para marear a la culpa,
a todas las palabras desvaneciéndose
en el aire cuyo aliento es un portal al milagro,
a los sueños del aire vagabundo
nacido en una ciudad lejana
cuando otro hombre me llevaba de la mano
y los arces se mecían
llamando al viento, se mecían
dibujando mi primer escalofrío.
El futuro era un gigante

En las nubes a ras de mi aventura.
Después, como si la noche y el encaje
de todos los deseos se multiplicara,
como si todas las lunas en jauría
saborearan mi miedo,
aprendí que cuando un hombre te lleva
de la mano, una hoguera
cada vez más sabia te desnuda.



Almacorpo

Qué más decirte que no haya dicho con el cuerpo
mientras las flores amargas pero bellas
se van apoderando del camino.

Octubre es salvaje si se da a la lluvia
en un minuto quebrado por olas
que se levantan en la espera
donde se abre una corola ardiente
y repite perfumes pasados,
sonidos de mandamientos por romper
trepando el muro que fui.

No hay más agua,
sólo ramos con espinas alargándose
hasta llegar al corazón.
Lo que resiste es la enredadera silente,
su forma de lamer aquel muro,
de buscarte en una almendra de la noche,
en la cáscara de una soledad
que se pregunta,
¿me habrás mentido con el cuerpo?



Nave de pólvora

Dejar en paz a la nube,
abandonarla a su suerte en el tiempo;
que la borre el día,
cada surco para sembrar olvido
a la medida de un jardín solitario.

La nube no nos llevaría a más besos.
En un puente se quedaría sin ella,
sin el cobalto de estas noches,
sin la conmoción escarlata
de sus tardes espumosas.

Por ello le canto al ataúd de esta nube.
Estoy vestida de negro.

Me posee un oscuro don,
el de hablar con los relámpagos.

 

{moscomment}