![]() |
No. 40 / Junio 2011 |
|
Natalia González
(Ciudad de México, 1984)
Raíz Rotunda llega la serenidad del estrépito aciago de tempestad desborda. Las veredas de sombra resisten la luz súcubas de prodigio acarrean correspondencias. El inicio es el olvido de la marea agónica a falta de querencia corretea su no recuerdo. La gota tibia mancha leche y café calientan la mar. Voy al filo sin navaja. Deslíe la vid el río de lo restante. No suena más la cuchara. Trago en un sorbo lo que creí verdad. Un barco de vapor abordan mis pensamientos resiste al vaso el café espumoso. He dejado en los muros las distancias. Quiebro otra era del verbo ser. Citadina Hay un edificio donde cuelgan los muros y las paredes se hacen adrenalina espacio vacío al caer noche deriva un puente y marañas de luz precipicio alcantarilla donde río adentro habita otro mundo. Recito un tiempo de ayer escalofrío una escaleta sombría catarata álgida de porvenires esquizofrenia de un quién sabe. Murmuro procedencia angosta de días un abalorio pendiente. Viajo un metro estaciones de aserrín para lejos el cemento que atrapa mi rostro. La luz albedrío no tengo suma y los oráculos no dicen más. Atiendo a lo que gira: pirinola, ruleta, trompo, más lento: reloj. Pálido tragaluz me mira... Artificio de ocurrencia un día jueves cuando algún héroe solo adivinó formula... Los automóviles en periférico nudos metálicos el segundo piso poema de azoteas. Los pájaros que de cantar no cansan alguna esperanza devuelven el sigilo brincando en tejado. No hace falta regresar al asfalto es muy temprano. Hace falta que no quiera estar aquí para viajar pero he de estarlo he de estarlo he de estarlo debo un sin fin de huellas frescas listas a volverse quietas y petrificarse. |
{moscomment} |