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No. 40 / Junio 2011 |
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Washington Benavides
(Tacuarembó, Uruguay, 1930)
PRIMERO ES EL RELÁMPAGO...
1reencuentro con “el hombre de la campana” “¿En qué se parecen un cuervo y un escritorio?” LEWIS CARROLL Como mi poesía últimamente Es una poesía del ver Declaro que en estas últimas Semanas he visto varias veces Y en distintos lugares a El Hombre de La Campana; Aprovechándome del hermoso Identikit creado por Henry Holiday Ahí andaba –fuera de lugar- con Sus botas de mar casi a las inglés, Su buzo a rayas (tan actual) Como su cabellera y sus barbas proféticas. No tan así la campana de referencia (o campanilla) que agitaba con urgencias de barquillero. Su noble rostro anciano (véase como escribo casi victorianamente) su nariz jasídica, le daba (le da, mejor) un empaque ceremonial. Confieso Que no estaba acompañado por El Apuntador De Billar, ni El Castor tejedor de encajes, Ni El Panadero, dedicado al monocultivo De Tortas de Bodas, ni El Carnicero Azote de los castores, ni El Banquero Especialista en Pólizas. El Capitán (el hombre de la campanilla) tan amigo de citar a Shakespeare en sus discursos como de desconocer las leyes de navegaciones. (Ah, por supuesto que no estaba el Snark -si acaso El Boojum- en la solitaria boya que, jineteando olas, ofrecía el bello poema visual de fierro: “IT WAS A BOOJUM” Desde su remate debidamente luminoso Al cuerpo metálico flotante, Cabriolando en las crestas espumosas, etc. Todo lo último es copia fiel (visual) Del Exlibris de “The Hunting of the Snark”, También denominada:” Una agonía en ocho Paroxismos.” Por el poeta surrealista Párroco tartamudo Lewis Carroll. 2
¿Quiere decir que aceptarías un cuervo para guardar tus carpetas? Ah, a propósito, yo les hablaba de mis encuentros Con el soberbio “Hombre de La Campana” Y así su desarrollo me arrastró casi A parafrasear todo el poema. Saliendo de Facultad de Humanidades, por la puerta Que da a Magallanes... (Todo se vuelve elemento marino, todo vuelve a las olas, la boya melancólica, y la cacería acerba (humorística), surrealista, onírica, nonsense, siniestra) del Snark. ¿Lograrías que un escritorio recitara. Never more? En la escalinata que abandona su bata de cola En el vestíbulo Me topé con El Capitán (El Hombre De La Campana) que acababa de adquirir Una bitácora (me expreso mal, Acababa de adquirir un libro de bitácora) Porque ustedes bien saben que la bitácora Es un armario fijo a la cubierta donde Se coloca la aguja de marear (que como ustedes saben es la brújula) que sirve para no perder el rumbo y que como ustedes bien sabrán (a estas alturas del relato) aguja de marear, precisamente, es lo que me falta. 3 El Capitán no parafraseó a Antonio: “Amigos romanos, conciudadanos, escuchadme¡” nada de eso. Agitó su campana que persiguió los silencios de la sala de lectura y los ecos, que como dictamina la poeta sueca María Wine, son unos tontos; no tienen nada propio que decir y ni siquiera repiten correctamente las palabras: “si alguien grita ¡Amar! El eco dice ¡Mar!” Luego, la poeta le da un palo a los hombres, Suponiendo que es por esa fatalidad Que al hombre tanto le gusta el eco... La campana sonando (así en gerundio, para que Quede, intemporalmente, en tus mortales Oídos); Y El Capitán que me saluda, nada militarmente, Y pretende (de nuevo) contarme la historia Trágica del desaparecido Panadero Que alcanzó a decir: “Es un BU...” Alguien creyó escuchar, completando la rota Palabra un “jum...!” Henry Holiday enmascara en un casi borrón El Snark-Boojum. Lewis Carroll no le aceptó su versión anterior Porque los Boojum son indescriptibles. Holiday reflexionó: “Espero que algún futuro Darwin en un nuevo Beagle encuentre a la bestia o sus restos. Y si llega a ser así confirmará la exactitud De mi dibujo.” Entre ramas secas y peñascos se desdibuja Un rostro semibestial Y una mano/garra, Pero arriba en el ángulo izquierdo De la ilustración, la mano agita La Campana (la campanilla de mano), la mano, supuestamente de El Capitán o El Hombre de La Campana o El Capitán Ahab tras su Ballena Blanca, y campanea contra el cielo lóbrego de Montevideo. LUEGO EL TRUENO... |
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