Ileana Garma
(Mérida, Yucatán, 1985)
Sol
Nos sentaremos sobre las maletas, sobre los ladrillos, sobre la baja temperatura, mientras en la casa de enfrente un policía toca la puerta. Así, y hay mujeres que han esperado todo el sol. Nos llevaremos los sobrecitos de comida instantánea mientras hombres uniformados entran por todas las puertas. Así. Llenaremos de nuevo esa migraña. Puedo. Puedo verme buscando el carro de mudanza a deshoras mientras en los departamentos de arriba el aire es débil. Te nombro acertijos para que duermas tibiamente. Y lo volveré a hacer todas las noches mientras lo pidas. Te escucho. Mi piel repite tus sonidos. Y los volverá a repetir. Todos los gritos todos los callados gritos. Nos sentaremos sobre las maletas. Así. Y hay hombres que han esperado todo el silencio.
Bosque
La voluntad de una mujer camina a solas, se mece bajo los árboles, los insectos. Ese llanto. Tarde ya cuando las luces pierden fuerza y los taxistas comienzan a ganar más dinero. La voluntad de una mujer tarde ya, como en elevados puentes que se derrumban, se acercará al borde de la cuna, justo donde el bosque comienza a florecer. Vamos, mírala, parece tan absorta. Tú y yo estamos detrás. Tú y yo quizá en las columnas, pagándole a un taxista tramposo para regresar de la noche muy de prisa. La voluntad de esta mujer es estar despierta. Acariciará tu cabello, se desvestirá de a poco. Veintiséis años y los pezones oscuros. Me gusta ver cómo cierra los ojos cómo se mutila y se llena de azúcar los labios. Y. Los días oscuros para ti. Veintiséis veces para ti.
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