Entrevistas
Jorge Esquinca charla con María Negroni |
Hace unos días, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la escritora argentina María Negroni recibió el V Premio Internacional de Ensayo que otorgan Siglo XXI Editores, la Universidad Autónoma de Sinaloa y El Colegio de Sinaloa, por su libro Galería fantástica. Con una felicitación para la gran poeta, ensayista y narradora, en este número publicamos la siguiente conversación que, en septiembre de 2008, sostuvo con Jorge Esquinca en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, de la Ciudad de México. |
Entrevista a Alberto Martínez Márquez |
Por Andreu Navarra |
Alberto Martínez es profesor de literatura pero tiene la mirada del cow-boy que vigila desde lejos su rebaño de reses dispersas. Es una mirada poco isleña, si se me permite, una mirada de grandes extensiones, de alta mar, de estepa o tundra. Dirige el Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla, y no dudo de que es el director de departamento que todos hemos soñado tener: cachondo, hospitalario, dadaísta, exigente, detallista, tranquilo, modesto. Me consta que el paisaje que le rodea le suscita profundos sentimientos. Se trata de un poeta inquieto, metido en un cuerpo de boxeador. |
"Yo no estoy ni para dar la hora": |
Primera parte |
Conocí en persona a Luis Vicente de Aguinaga hace algunos años, cuando tuve la fortuna de ser el editor de Signos vitales: verso, prosa y cascarita (unam, 2005), un brillante libro de ensayos sobre poetas, insectos, nostalgias del Heavy Metal y del futbol callejero. Mi feliz descubrimiento de ese volumen, entonces un mecanuscrito engargolado, tiene algo de azaroso y está de más contar aquí la historia. Lo importante es que, a partir de ese encuentro casual, pude entrar en contacto con un poeta del que, gracias a cierta polémica antología y a algunas publicaciones periódicas, ya tenía yo algunas noticias y al que desde entonces leía con interés creciente. A partir de entonces, he cultivado con él una amistad que, de este lado, se funda en la admiración, la lectura entusiasta y el aprendizaje constante de sus textos. |
"Yo no estoy ni para dar la hora": |
Segunda parte |
Conocí en persona a Luis Vicente de Aguinaga hace algunos años, cuando tuve la fortuna de ser el editor de Signos vitales: verso, prosa y cascarita (UNAM, 2005), un brillante libro de ensayos sobre poetas, insectos, nostalgias del Heavy Metal y del futbol callejero. Mi feliz descubrimiento de ese volumen, entonces un mecanuscrito engargolado, tiene algo de azaroso y está de más contar aquí la historia. Lo importante es que, a partir de ese encuentro casual, pude entrar en contacto con un poeta del que, gracias a cierta polémica antología y a algunas publicaciones periódicas, ya tenía yo algunas noticias y al que desde entonces leía con interés creciente. A partir de entonces, he cultivado con él una amistad que, de este lado, se funda en la admiración, la lectura entusiasta y el aprendizaje constante de sus textos. |